Errnesto Barreiro fue noticia en los últimos días por haber contado detalles de los delitos cometidos por las fuerzas armadas durante la dictadura militar de los '70. El ex jefe del centro clandestino de detención La Perla adelantó en "La Mirada Despierta" de Nelson Castro que seguirá brindando detalles el año que viene.

"Empecé a contar lo que sé por 1975, pero en 2015 voy a seguir dando información. No terminé de declarar. No puedo dar nombres con una certeza del 100%. No puedo pedir nada a cambio de la información que estoy brindando a la Justicia", aseguró por Continental.

Por último, el ex mayor del Ejército aclaró que no tiene ningún tipo de contacto con Luciano Benjamín Menéndez, ex comandante del Tercer Cuerpo del Ejército.

Quién es Ernesto "Nabo" Barreiro, el ex militar carapintada

Corría la Semana Santa de 1987. Cuando el mayor Ernesto Barreiro se negó a declarar en la Justicia, que lo había imputado por las responsabilidades en la represión ilegal durante la dictadura militar, se desató en la Argentina uno de los momentos más tensos de la por entonces joven democracia: el levantamiento carapintada, que fue liderado por el teniente coronel Aldo Rico.

Confinado en el Comando de Infantería Aerotransportada 14 del Tercer Cuerpo de Ejército de Córdoba, cuando la policía intentó detener a Barreiro por "desacato" el personal del cuartel se amotinó y exigió el cese de los juicios iniciados contra los represores.

Ese episodio le dio visibilidad pública a Barreiro, quien ayer reveló en el juicio que se le sigue en Córdoba por delitos de lesa humanidad el lugar donde fueron enterrados 25 desaparecidos en el centro clandestino de detención La Perla. A los 67 años, Barreiro pareció romper ayer con un pacto de silencio al que se comprometieron los represores juzgados en los últimos años.

Tras el levantamiento carapintada, "el Nabo" -o "el Gringo", como también se lo conocía- fue beneficiado con la ley de obediencia debida dictada durante el gobierno de Raúl Alfonsín. Evitó así el juicio, pero fue dado da baja de las filas del Ejército, donde se había especializado en inteligencia militar,.

En 2004 se radicó en The Plains, en el estado norteamericano de Virginia, con su esposa, Ana Delia Maggi, y cinco hijos. En Estados Unidos tenía un negocio de artesanías en cuero y vendía vinos.
 
Hace seis años fue extraditado, al reabrirse las causas de derechos humanos tras la anulación de los indultos y de las leyes de punto final y obediencia debida durante el gobierno de Néstor Kirchner.

Conducido al penal de Marcos Paz, Barreiro fue trasladado en 2012 a Córdoba para ser sometido a juicio por los delitos de lesa humanidad cometidos en La Perla, uno de los centros clandestinos emblemáticos de la dictadura militar, junto con la ESMA y Campo de Mayo.

El año pasado, ante el periodista español Vicente Romero que lo entrevistó para el diario El Mundo, había manifestado su intención de admitir sus responsabilidades durante la última dictadura. "Hice lo que tenía que hacer" y "no debió haber desaparecidos, sino fusilados", fueron algunas de las expresiones que soltó en aquel reportaje. "Teníamos todo perfectamente detallado", aseguró en la entrevista, donde admitió el uso de la picana y otros "métodos de interrogatorio no ortodoxos". "Nuestras órdenes eran obtener información como fuera", afirmó.

La megacausa de La Perla reúne 27 causas por delitos de lesa humanidad, y los imputados suman unos 50, entre los que se encuentra el ex represor Luciano Benjamín Menéndez, que comandó el III Cuerpo del Ejército, con asiento en Córdoba. Se estima que el juicio se prolongará hasta promediar el año próximo. Las audiencias se extenderán hasta el miércoles próximo y se reanudarán el 4 de febrero.