Ya había quedado claro en los duelos por la fase de grupos que Racing podía ser superior al San Pablo, incluso en condición de visitante. Una vez más, la Academia pisó fuerte en Brasil, se llevó un buen resultado y hasta mereció un poco más. Empató 1 a 1 ante el conjunto paulista en el Morumbí, con gol de Enzo Copetti, y se trajo un resultado valioso por el gol de visitante.

El equipo de Juan Antonio Pizzi tuvo un muy buen arranque. Se volcó sobre el campo rival con todos sus hombres, posicionó muy arriba a los laterales y de ese modo generó una enorme incomodidad en el local. Además, presionó con mucha intensidad para evitar que los brasileños salgan por abajo con sus jugadores veloces.

San Pablo, con las líneas muy juntas, intentó jugar rápido pero sufrió la asfixia del conjunto argentino. Cuando consiguió romper encontró espacios, pero no lo logró en muchas oportunidades. Fueron notorias las bajas de Emiliano Rigoni y del goleador Luciano, sus dos mejores hombres de ataque.

Encima, durante la primera mitad, Eder, delantero de extensa carrera en el fútbol y hasta en la selección italiana, salió lesionado. Sin embargo, quien ingresó por Eder, Vítor Bueno, consiguió poner la ventaja para su equipo.

A los 35, tras un centro sin peligro de Wellington, Arias, que suele ser muy seguro, cometió un error severo. La cancha mojada no colaboró, pero el arquero quiso retener cayendo hacia adelante, soltó la pelota y el delantero no tuvo más que empujarla para poner en ventaja a su equipo.

El tanto cambió la historia en el final de la primera mitad. Racing, que mantenía el orden, se desarmó y estuvo un par de minutos al borde del nocaut. El equipo brasileño tuvo una chance inmejorable tras un córner a favor de Racing: Aníbal Moreno falló en el remate para finalizar la jugada y el local armó una buena contra.

Wellington corrió, se sacó de encima a Eugenio Mena, que no lo pudo derribar porque estaba amonestado, y se fue solo contra el arco. Cometió algún error de conducción que lo retrasó y tocó para Vítor Bueno, que tenía todo el arco para definir con el guardameta en movimiento. Sin embargo, Arias se redimió y tapó magistralmente hacia su izquierda.

Esa acción resultó fundamental en el partido. Porque pasado el sofocón, el equipo de Pizzi encontró el empate de manera inesperada. Copetti, que había intervenido poco, armó una jugada con su sello personal. Recibió y aguantó de espaldas, giró, se hizo el espacio y sacó un remate fuerte y rasante contra el palo derecho de Tiago Volpi.

El equipo argentino, que había hecho un correcto primer tiempo hasta el error de Arias, pasó de estar cerca de perder totalmente el control del partido a encontrar no sólo el empate, sino también un gol de visitante.

En la segunda mitad, el equipo de Pizzi volvió a plantarse bien en campo rival. Fue claramente, de los dos equipos, el que mejor juego colectivo elaboró. Fue muy importante la tarea de Mena, como casi siempre, en el sector izquierdo del ataque. Incluso sin la necesidad, Racing mostró una mayor ambición y fue quien manejó el trámite durante un lapso más largo.

En todo momento intentó ganarlo, incluso exponiéndose a los contraataques de San Pablo, el único modo mediante el cual el equipo paulista generó daño. Sobre el final, el equipo de Avellaneda tuvo una oportunidad inmejorable de ganar el partido, a partir de una jugada que armaron dos que ingresaron sobre el final.

Maximiliano Lovera tomó la pelota en la mitad de la cancha, condujo y cedió para Fabricio Domínguez. El uruguayo desbordó, sacó el centro al segundo palo y Mena, solo, cabeceó por arriba del travesaño.

A pesar de no haber podido ganar un partido en el que mereció imponerse, el equipo argentino quedó muy bien perfilado para la vuelta. No solo mostró superioridad ante un rival con historia en un estadio difícil, sino que además consiguió convertir de visitante, por lo que un empate sin goles en el Cilindro lo clasificará a cuartos de final.