Hace un mes, el presidente Alberto Fernández dictaba un decreto de necesidad y urgencia con un método poco ortodoxo para un contexto como el actual, por la suya, sin consensuar con nadie, en el que ordenaba restricciones diversas y entre otras cosas, la clausura de las clases prenciales.

El mecanismo usado por Fernández fue erróneo, por un lado, e irritante, por el otro. Pero,con el diario del lunes, tal vez era lo que había que hacer.

Cuando el presidente quiso cerrar, y Horacio Rodríguez Larreta se resistió, incluso yendo a la Corte, no llegabamos a los 20 mil casos diarios. Y hoy, cuando todos aceptaron cerrar, andamos por los 40 mil. ¿Hubiesemos llegado a estos números si se cerraba hace un mes?

Larreta fue a la Corte y consiguió algo que le corresponde: el reconocimiento de la autonomía porteña, el presidente no tenía las herramientas jurídicas para avasallarla como lo hizo. Pero eso es otro tema.

En lo referente a la gestión de la pandemia ¿se equivocó Larreta en el diagnóstico y acertó Fernández? Todo indica a la luz de los resultados, que efectivamente es así. El "método" Fernández empantanó todo, pero tenía mas claro lo que había que hacer, que el jefe local.

Es cierto que el plan de vacunación fracasó. Pero eso ocurrió en todo el tercer mundo. Esto no es Israel, se parece más a Ecuador, o a Chile, que recibió la medalla a de oro a la vacunación, pero usó una vacuna muy poco efectiva y tuvo que confinar a todo el mundo de vuelta.

De modo que, en realidad, el gobierno falló en la comunicación y no en la política sanitaria. Salió a ventilar a los cuatro vientos todos los millones de vacunas que iba a traer, sin tener ninguna certeza de que las vacunas fueran a venir.

Pero al margen de ese error, sin vacunas como todos los que están en un lugar relativo del mundo similar al nuestro, la medida es confinar, y cuando el presidente quiso confinar, estabamos bastante mejor, hay que reconocerlo.