Miles de usuarios no pudieron ayer recargar las tarjetas del Sistema Único de Boleto Electrónico (SUBE) por una insólita medida de los delegados del subte de Buenos Aires y debieron soportar largas filas para acceder por ventanilla a las tarjetas convencionales.
Los delegados realizaron una medida de fuerza que perjudicó a cientos de pasajeros y según se justificaron desempeñar esa tarea les provocó trastornos físicos, como la tendinitis, a "varios compañeros".

"No estamos obligados por reglamento a recargar las tarjetas magnéticas", aseguraron los delegados del subte y reclamaron "ampliar los días de vacaciones" para compensar la tarea extra que deben afrontar.


Los delegados aseguraron que esta situacion genera "trastornos físicos. La implementación de este sistema ha traído como consecuencia el aumento de la carga laborar de los trabajadores, por el incremento que significa que muchísimos usuarios se vuelquen a cargar las tarjetas en las boleterías".

Según indicó el delegado sindical, "hay 30 empleados con licencia por tendinitis y por otras cuestiones", e insistió en su reclamo de "mejorar las condiciones de trabajo".

Desde la Secretaría de Transporte calificaron de "desopilante" la medida de fuerza. El secretario Juan Pablo Schiavi pidió prudencia y le reclamó "mesura a los delegados, porque no es comprensible lo que plantean".

Tanto la tarjeta SUBE como la alternativa Monedero, de la empresa concesionaria del servicio, se carga mediante un sencillo procedimiento: el usuario acerca su tarjeta magnética a la terminar electrónica que está ubicada en las boleterías, le pide el importe que va a cargar al boletero y este con un teclado ingresa el monto del crédito.