Diego dejó la provincia del Chaco junto a sus padres hace 13 años para migrar hacia los Estados Unidos “con la intención de luchar por el futuro” de toda la familia, dijo su madre, Alejandra Saucedo, desde el estado de Florida.

"Pero no sabíamos que nos íbamos a encontrar con tantas trabas. La más grande fue cuando mi hijo terminó la secundaria y no pudo seguir estudiando", contó Sucedo.

“Nunca bajamos los brazos, él nunca tuvo miedo, y empezamos a hablar con las universidades hasta que la Saint Thomas University de Florida nos abrió las puertas”, recordó la mujer de 43 años, una de las líderes de la organización “Madres de Soñadores” en los Estados Unidos.

Sin embargo, la lucha de los Sánchez y sus tres hijos continuaría día a día, ya que para que Diego pudiera obtener su actual título en Filosofía y Psicología tuvieron que “hacer de todo, vendimos hasta 400 empanadas por fin de semana para poder pagar la facultad”, contó.
“Fue un sacrificio”, porque al ser indocumentado tuvo que pagar una cuota de estudiante internacional “4 o 5 veces más cara que una regular”, pero “él hizo valer la pena lo que nosotros nos sacrificamos para llegar a donde está, agregó.

"Él me demostró que sí se puede”, agregó la argentina.

Entre todos los invitados presentes en la Casa Blanca, Obama optó por mencionar la historia de Diego, un “soñador” que “había hecho todo bien, no se había metido en problemas, se había destacado en clase, contribuido a su comunidad, sintiéndose esperanzado sobre su futuro y de repente, se entera que tiene que vivir con el temor de la deportación”.