La gobernante coalición de centro derecha del Reino Unido anunció planes para retirar por hasta tres años el seguro de desempleo a quienes rechacen un trabajo, en el marco del mayor ajuste presupuestario en 60 años y luego de la primera gran protesta por las medidas de "austeridad", inferidas, claro, a la clase trabajadora.

El gobierno de coalición entre el Partido Conservador y los centristas Liberales Demócratas también planea un "beneficio universal" único en lugar del actual sistema de subsidios o beneficios separados para las viviendas y el cuidado infantil, anunció ante el Parlamento el ministro de Trabajo.

El primer ministro británico, David Cameron, dijo desde Corea del Sur (donde asiste a la cumbre del G-20) que aquellos que "rechacen persistentemente el trabajo" deberían perder su derecho al cobro de las 65 libras (105 dólares) semanales que el Estado paga como seguro de desempleo.

El mes pasado, en línea con medidas anunciadas por otros gobiernos europeos endeudados, la coalición de Cameron anunció el mayor ajuste presupuestario desde la Segunda Guerra Mundial con el objetivo de reducir el déficit récord del país, que incluye recortes de 29.000 millones de dólares en la política social.

La primera señal importante del descontento con las medidas de austeridad llegó ayer durante una protesta de decenas de miles de estudiantes contra planes del gobierno de triplicar la matrícula anual universitaria, que degeneró en violencia cuando un grupo de jóvenes atacó la sede central del oficialista Partido Conservador en Londres.

Catorce personas resultaron heridas y otras 35 fueron arrestadas luego de que miles de manifestantes sitiaran el céntrico edificio cercano al Parlamento, donde algunos jóvenes rompieron vidrios de la entrada y vandalizaron el hall de ingreso. 

Cameron espera que las reformas sean aprobadas por el Parlamento y se conviertan en ley a principios del año próximo. 

En el Reino Unido, un país de 60 millones de habitantes, cerca de 5 millones de personas cobran el seguro de desempleo, entre ellas 1,4 millones que lo hacen desde hace una década, según cifras oficiales.