El dirigente del movimiento social más grande la región explicó que es necesaria la reforma “para cambiar la correlación de fuerzas institucionales” porque, de otra manera, “los que van a ser elegidos en las elecciones serán rehenes de las empresas que financiaron sus campañas”.

La reforma política que pide el MST, la Central Única de Trabajadores de Brasil (CUT) y varios movimientos sociales defiende como punto principal esa autonomía de los candidatos ante el financiamiento de las campañas, y la democratización de los medios.

Para ello, impulsaron el “Plebiscito Popular”, una iniciativa que se realizó en todo Brasil días previos a las elecciones del 5 de octubre, donde participaron más de 100.000 militantes y votaron ocho millones de personas, que intentó poner el asunto en la agenda política de la sociedad.

“Creemos que ahora con esa fuerza vamos a impulsar movilizaciones para que una vez que pasen las elecciones, (el balotaje será el 26 de este mes) el Congreso convoque a un plebiscito legal y obligatorio”, indicó en una entrevista en la sede del MST, en San Pablo.

Stedile aclaró que si bien la presidenta Dilma Rousseff expresó su deseo para que se efectúe la reforma, no llegó a presentar el proyecto, por lo cual “para hacer una reforma política amplia como la que necesitamos solo se puede hacer con una Asamblea Constituyente, y para convocar esa Asamblea Constituyente, necesitamos un decreto legislativo donde los diputados convoquen”.

El martes y miércoles de la semana próxima los movimientos sociales van a presentar en el Congreso la iniciativa para convocar el plebiscito legal.

De ahí en más, será una cuestión burocrática y dependerá de cuán rápido o lento avance el trámite.

“Si los legisladores se sienten presionados es posible que tengamos el plebiscito en el primer semestre de 2015 y tendríamos la Asamblea Constituyente en 2016, si nada de eso funciona nuestro pronóstico es que el país entrará en una inestabilidad política”, dijo Stedile.

Según el dirigente, independientemente de los resultados del balotaje entre Rousseff (PT) y Aécio Neves, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), “la gente ya no se siente más representada por los parlamentarios”.

Para Stedile, “los políticos en Brasil es la mercancía de menor precio porque ya fueron comprados por los que aportaron para sus campañas, y esa es la crisis de representación”.

La campaña del “Plebiscito Popular” logró poner en la agenda, pese a la poca difusión de los medios locales, la importancia de la reforma y que varios líderes políticos se manifestaran, como fue el caso del ex presidente Lula da Silva, quien dijo que “claramente” apoya una reforma política en el país.

Los que más resisten son los conservadores porque “para ellos una Constituyente es abrir la caja de Pandora, es devolverle el poder al pueblo y eso no lo soportan”, agregó el dirigente. Pese a ello, el candidato socialdemócrata Neves, se vio obligado a incluirlo dentro de su discurso, aunque hasta ahora no se comprometió con llevar adelante la reforma si llegara al gobierno.

“Prometer prometen todos. Sería el colmo del conservadurismo decir que no quieren una reforma que mejore la situación, pero hay que ver qué hacen después. Muchos no tienen ningún compromiso con la verdad”, reflexionó.

El MST, que históricamente luchó y demandó una reforma agraria en Brasil, ahora, según Stedile, continúa luchando pero por una reforma agraria popular que reorganice el modelo de producción agrícola, no para exportación de materias primas sino para producción de alimentos para la población, y que sólo llegará de la mano de la reforma política, que, consideró, “abrirá la puerta” para todo lo demás.