En su primera alocución del 2015, Santos dio la orden a los negociadores en el proceso de paz en La Habana, para que inicien cuanto antes la discusión del siguiente punto en la agenda de diálogo relacionado con el cese bilateral e indefinido al fuego, que supondría un trascendental y definitorio eslabón para llegar a un acuerdo definitivo después de meses de febriles negociaciones.

"Les he dado instrucciones a los negociadores para que inicien lo más pronto posible la discusión sobre el punto del cese de fuego y hostilidades bilateral y definitivo", puntualizó el gobernante anoche, en una crucial decisión que fue celebrada hoy por la guerrilla.

El ministro de la Presidencia, Néstor Humberto Martínez, interpretó el anuncio de Santos como "el fin de la guerra" que libran las partes desde hace medio siglo, destacó que tal posibilidad, que fue bien recibida por los negociadores de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), "responde a la aceptación popular" y reveló que la decisión "se discutió" con los mandos militares del país.

"Las Fuerzas Armadas, encabezadas por el general Javier Florez, están diseñando la estrategia para asegurar a los colombianos que como producto de la negociación se silencien los fusiles", añadió el ministro.

La tregua bilateral aparece como un elemento clave para las conversaciones de paz colombianas en Cuba, que enfrentarán ya, en breve, el tema "Fin del conflicto", con posiciones muy distantes entre ambas partes.

Santos volvió a destacar elogiosamente el cese al fuego unilateral e indefinido decretado por las FARC el mes pasado, al que evaluó como "un paso en la dirección correcta". "Hasta ahora, las FARC, tenemos que decirlo, han cumplido", aceptó el presidente.

Resaltó además los avances en la agenda de negociaciones en los últimos dos años y aseguró que ya se comenzó "a trabajar en los acuerdos sobre la forma en que se hará el abandono de armas y la reintegración a la vida civil de quienes abandonen la lucha armada", los otros puntos pendientes de las negociaciones.

El mandatario confió en que el 2015 "será el año de la paz, el que permita que se firme el acuerdo que ponga fin al conflicto" y sentenció que "ese es el gran reto que todos los colombianos tenemos por delante". "Este puede ser uno de los años más trascendentes en la historia de nuestro país", exaltó.

Las FARC, por su parte, tomaron con beneplácito la declaración del presidente y remarcaron que podría constituir el preludio del fin de la guerra, pero asimismo aclararon mediante un comunicado divulgado en La Habana, que es "contradictoria y temeraria la orden de intensificar las acciones ofensivas estando la guerrilla en tregua", consignó la agencia Efe.

En ese sentido, y matizando la declaración de Santos, desde Bogotá el general en retiro Óscar Naranjo, ministro del Posconflicto, afirmó que la aceleración del desescalamiento del conflicto armado, que se viene discutiendo en La Habana, no implica que la Fuerza Pública deje de realizar sus operaciones contra grupos ilegales.

Más claro aún, Naranjo subrayó que por ello "no se ha dado la orden de dejar de bombardear a las FARC". En su rueda de prensa en la Casa de Nariño el general en retiro agregó que "hoy no hay una orden expresa y directa de suspender bombardeos", aunque reconoció que "el gobierno ha manifestado su interés para que se vayan tomando decisiones para reducir la capacidad de generar violencia".

Sobre el mensaje de Santos, Naranjo señaló que el Ejecutivo "ha sido enfático, ha sido claro, ha manifestado su interés para que se vayan tomando decisiones que le quiten fuerza a la capacidad de generar violencia en Colombia, y eso significa, por ejemplo, que deberíamos abocarnos de manera directa, muy comprometida y diría con carácter de urgencia y de emergencia, al tema de desmonte de los campos minados".

El ministro amplió lo anunciado ayer por Santos y dijo que las delegaciones en La Habana debatirán con "urgencia" el desminado de las zonas sembradas de explosivos y remarcó otras prioridades para discutir, como el fin del reclutamiento infantil y la búsqueda de personas "desaparecidas en el marco del conflicto".

El propósito del gobierno es "crear medidas que creen confianza en las partes para desescalar el conflicto", dijo Naranjo, quien, sin embargo, no detalló si las Fuerzas Militares reducirán sus acciones contra la guerrilla en el campo de batalla. De hecho, dejó claro que "no hay una orden expresa y directa de suspensión de los bombardeos".

También dejó entrever que el alto el fuego bilateral se podría pactar antes de un acuerdo definitivo con las FARC, pero se aplicaría sólo después de la firma final.

El gobierno y las FARC negocian desde noviembre de 2012 en La Habana una agenda de diálogo de cinco puntos, de los cuales se han alcanzado preacuerdos sobre los tres primeros, y se abordarán ahora los últimos dos, víctimas y fin del conflicto armado.

Tras el receso de Navidad, las charlas se reanudarán el 26 de enero.