Más de 100 casas podrían convertirse en pasto de las llamas por los incendios forestales que causan estragos en las cercanías de Sydney y cuyo humo contaminó gravemente hoy la atmósfera de la mayor metrópolis australiana, informó el cuerpo de bomberos. El vicedirector del Cuerpo de Bomberos Rural, Rob Rogers, calificó la situación como una "pesadilla" porque el fuego nunca ha sido tan peligroso en los últimos diez años.

En Newcastle, 170 kilómetros al norte de Sydney, tuvo que ser cerrado provisionalmente el aeropuerto debido a las nubes de humo provenientes de los incendios. Las llamas incendiaron una casa en Balmoral, 120 kilómetros al sur de Sydney, y otras 20 casas corrían peligro de quemarse.

Sin embargo, la situación más grave se registra en Springfield, en la popular región turística de Blue Mountains, a unos 70 kilómetros al oeste de Sydney, donde fuertes vientos, de hasta 80 kilómetros por hora, llevaron ceniza incandescente hasta una distancia de seis kilómetros causando más de 90 nuevos incendios.

Muchos hidroaviones no pueden despegar por la fuerza de los vientos y la mala visibilidad. En varios lugares el fuego avanza a una velocidad de 13 kilómetros por hora.

En Sydney, las temperaturas alcanzaron los 34 grados centígrados. Normalmente, los meses de verano de mayor calor son diciembre, enero y febrero, por lo que la temporada de incendios forestales suele comenzar mucho más tarde que ahora. "Si logramos hoy reducir a menos de 100 el número de casas que se van a perder, podemos estar muy satisfechos", dijo el portavoz del cuerpo de bomberos, Anthony Clark.

Por su parte, el primer ministro del estado de Nueva Gales del Sur, Barry O'Farrell, comentó: "Le daré las gracias a dios si logramos controlar esta situación sin la pérdida de vidas humanas".