El presente profesional de André ya no exhibe la vorágine desenfrenada de antaño y la televisión no aparece como la única posibilidad de trabajo real en su vida.

Alejado de aquel recio galán que ganaba los suspiros de todas las televidentes, admite que se fanatizó con “Avenida Brasil” (Telefé), la novela de origen carioca.

El resto del tiempo, además de las cinco películas que religiosamente mira por semana a la hora de la cena, dedica sus días a disfrutar del teatro: “Intimidad indecente” una pieza de la brasileña Leilah Assumpçáo que recorre, con André y Marta González, medio siglo de un matrimonio en decadencia.

“El texto te lleva a la comedia y la realidad te enfrenta con el drama. Es una pareja que combate el final de la pasión, la eternidad del cariño y la batalla contra el paso del tiempo”, definió el actor acerca de “Intimidad indecente”, que se presenta de jueves a sábados a las 21 y los domingos a las 20 en el Teatro Regina.

“Hoy se permite mostrar a estos hombres como fracasados o, como en este caso, incapaces de sentirse dignos en la vejez. De alguna manera, podemos decir que se hizo justicia”, dijo André, quien volvió a calzarse el traje del macho mal habido.

Así, “Pobre Diabla” (1973), “Piel Naranja” (1975), “Amor Gitano” (1983), “Amo y señor” (1984), “El infiel” (1985), "Amándote I y II" (1988) se sucedieron sin descanso en la pantalla y lo inmortalizaron cuando tan sólo tenía veinte años.

Y actrices de la talla de Luisa Kuliok, Soledad Silveyra, Marita Ballesteros y Marilina Ross fueron algunas de las víctimas televisivas que pusieron eternamente la otra mejilla para recibir sus bofetadas y algún que otro beso apasionado.

“Fueron muchos años de hacer papeles semejantes, pero no me animaba a correrme de ahí. Recién con `Gerente de familia´ (1993) -tira en la que interpretó a un mayordomo- y “Valientes” (2009) -donde se puso en la piel de un poderoso terrateniente- tuve la oportunidad de hacer personajes con colores diferentes”, reconoció el actor.

Hoy, cansado de roles previsibles que tranquilamente podría interpretar con los ojos cerrados, el actor reconoce una inquietante necesidad de hacer cosas distintas. “¿Habrá algún personaje nuevo para mí?”, comenzó a preguntarse y la respuesta llegó de la mano del teatro y de su primer amor, el cine.

Es que en 2012 el actor debutó como director de “Lectura según Justino”, el filme autobiográfico protagonizado por Julieta Cardinali y Mike Amigorena, que cuenta la historia de un chico humilde en San Bernardino, a comienzos de la dictadura de Alfredo Stroessner, que se ve involucrado en la relación entre su profesora y un jerarca nazi refugiado en el país.

“Es una película inspirada en mis recuerdos, de cuando tenía 11 años. Desde que fallece mi papá”, reconoció André y, como si se tratara de una verdadera epifanía, debutar como director de su propia película cambió por completo perspectivas profesionales. Hasta llegó a deslizar que, tal vez, se había equivocado “cuando decidió ser actor”.

“Fue maravilloso, no he querido hacer nada más. Es mi gran pasión, cuando tenía 15 años iba al cine y quería trabajar de eso. Cuando llegué acá me di cuenta que no había una industria tan grande como para poder vivir de ella y me volqué más a la tele y al teatro”, reconoció el actor que saltó a la fama con la obra “40 kilates” que compartió con Mirtha Legrand.