Argentina tuvo su esperado deshago en vóley: le ganó un partidazo en cuatro sets (25-18- 21-25, 2-19 y 25-20) a Bulgaria. Más allá de este resultado, valioso por donde se lo mire, el equipo de Weber logró acomodarse en el grupo de cara a la clasificación y, de paso, recuperó la confianza que había perdido después de sus últimas actuaciones olímpicas.

Argentina, por lo pronto, tenía que cambiar para hacerle frente a los búlgaros, quienes llegaron a este partido con un envidiable invicto, luego de superar a Gran Bretaña (3-0), Polonia (3-1) y Australia (3-0). Muy distinta la situación era del equipo de Weber, que debutó con una victoria ante Australia por 3 a 0, pero luego cayó frente a Italia (3-1) y Polonia (3-0).

Una señal no menor: esos dos primeros puntos del partido de Pereyra se festejaron como si fuese una medalla. Sí, hubo un abrazo "masivo", en medio de saltos y arengas. ¿Una manera de darse ánimo de cara a lo que venía? Quizás. Lo cierto es que ese set inicial encontró al equipo que hasta aquí sólo había aparecido de a ratos. Sólido en el boqueo, tanto en ataque como en defensa. Y, fundamentalmente, ahí se vio en plenitud a jugadores que estaban lejos de su nivel, como el propio Pereyra o incluso Facundo Conte.

La clave, en ese arranque, pasó también por una prolija recepción que permitía armar muy bien las jugadas para después resolverlas desde uno y otro costado de la red. Como llegaron ambos a este cruce, ¿alguien imaginaba que Argentina podía cerrar el set inaugural con siete puntos de ventaja? Nadie, pero así ocurrió: 25 a 18.

Bulgaria, se sabía, no era un rival así nomás. Si se despertaba podía lastimar y, justamente, eso ocurrió en el segundo set, cuando los europeos -a partir de su notable potencia en ataque- se parecieron y mucho al equipo arrollador que impuso respeto después de sus tres presentaciones en estos juegos. Así se pusieron arriba en este parcial, que terminaron cerrando con mucha autoridad y contundencia: 25-21.

Muy parejo se planteó el tercer set, aunque Argentina por momentos tuvo un rendimiento similar al del arranque. Pudo dar vuelta una ventaja parcial de los búlgaros y empezó a creer mucho más en lo suyo cuando se puso 14 a 11. Era su momento, pero enfrente había un adversario tremendo. Esos puntos, claves para ambos, podían marcar el destino del juego, hacia uno u otro lado. Y Argentina los jugó a lo grande, para quedarse con el set por 25-19.

Los chicos argentinos sabían que no había margen para relajarse, pese a que en el cuarto set volvieron a manejar las riendas del encuentro. Ahora bien, cerrarlo era el tema. Y hacia ahí fueron los chicos argentinos. Fue un intenso punto por punto, pero siempre los de Weber estuvieron adelante, en una de sus mejores actuaciones en los últimos tiempos. Argentina se puso 24 a 18 y tenía todo servido, pero Bulgaria salvó los dos siguientes puntos para partido. Saque largo y victoria celeste y blanca. Brillante, de principio a fin.