Seguimos discutiendo el voto para los jóvenes a partir de los 16 años. La novedad es que cada vez hay más opositores que se suman a la idea que lanzo el Gobierno.

Al apoyo inicial de los socialistas, se sumaron voces que auguran un debate interno en el PRO y en la UCR. Yendo a los números, serian 1.300.000 nuevas incorporaciones al padrón, sobre un total de 25 millones.

Se supone que los jóvenes se podrían inclinar en un porcentaje algo mas alto que el resto de los votantes a favor de los K, pero la diferencia tampoco podría definir una elección, aunque esta en juego nada menos que la posibilidad de alcanzar los dos tercios en ambas cámaras del Congreso, el numero mágico para habilitar la reforma de la Constitución y eventualmente, un nuevo mandato de la presidenta. Considero que la reforma es innecesaria, que necesitamos consolidar una democracia que tenga alternancia, no basada en personalismos.

Ahora, dicho eso, creo que la oposición ha quedado atrapada, porque mientras intentaba instalar ante la opinión publica la importancia de las elecciones legislativas como una oportunidad para fortalecer también los controles del Parlamento (la gente no siempre vota igual en las legislativas que para el ejecutivo) apareció el tema del voto a los 16 años.

No es la discusión que yo considero prioritaria, pero con los números que tiene Gobierno en el Congreso, es la que impone a fuerza de los números. La única salida que le queda a la oposición para cambiar esta realidad es modificar la relación de fuerzas en el Congreso.