Cristina Kirchner hablo anoche en cadena nacional, a lo largo de más de una hora y en horario central de la televisión. Lleva ya acumuladas 17 cadenas, en total, 14 horas y 19 minutos, según contabilizó Clarín.

Es evidente que no le importan las críticas, ni las cacerolas que se escucharon a esa hora en algunos barrios acomodados de la capital. Es evidente también que no cumple con el requisito de la nueva ley de medios, que permite cadenas para situaciones excepcionales o de riesgo institucional.

A los krichneristas les parece un debate muy muy menor, y suponen que es una compensación razonable ante tanta cadena del desánimo en otros medios.

Yo creo que es un abuso, y que algo de esa prepotencia en el ejercicio del poder alienta la comparación que ahora se ha puesto de moda entre Argentina y Venezuela. Creo que la comparación es exagerada, o al menos prematura, y que al subrayar las coincidencias, se ocultan las diferencias entre uno y otro proceso.