Los 40 marcan un antes y un después en la vida de una mujer. Algo movilizador, potente e intenso ocurre al cruzar esa barrera: el pasado
de un lado, el futuro del otro. Aparece la necesidad de una positiva transformación interior y exterior.

Suele ser la edad de la liberación. La oportunidad de soltar ataduras, prejuicios y miedos. La ocasión de reemplazar el #no se puede# y #estoy en crisis# por el #acá estoy y puedo hacerlo#. Es frecuente que se instale un sentimiento reconfortante: la aceptación.

Cumplir 40 conlleva un mensaje: no hay más excusas para no gozar de cada momento. Es tiempo de #ahora me toca a mí#. De aprender de una vez y para siempre a disociar las expectativas y proyecciones ajenas de los propios deseos.