La Argentina es uno de los países que más retrocedieron en materia educativa respecto de hace diez años.

Es el resultado del reconocido informe internacional Pisa, que realiza cada tres años la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico).

Evalúa a estudiantes de quince años en comprensión de lectura, matemática y ciencias.

De 2000 a 2009, la Argentina cayó 20 puntos, de 418 a 398, y ocupa el puesto quincuagésimo octavo entre sesenta y cinco países.

Fue superado por casi todos los países de América Latina, entre los cuales sólo quedó delante de Perú y Panamá.

Por Continental, Alberto Sileoni advirtió que la denominada “prueba Pisa” usa “usa mediciones maliciosas y descontextualizadas de la realidad iberoamericana. Recordemos que, si bien empeoramos entre 2000 y 2010 en capacidad de lectura, en matemática y ciencias no esa así. Y además hubo una prueba intermedia en 2006, y respecto de esa fecha, hemos mejorado 24 puntos, somos los que más aumentamos junto con Colombia en toda Latinoamérica”.

El que el estudio “se sustenta en evaluaciones a países que tienen una situación de altísima tasa de cobertura educativa y satisfactorio equipamiento escolar”.

“Lo primero que quiero decir es que nosotros no estamos satisfechos de la calidad de la educación. Cuando decimos que la prueba está hecha para otra realidad, es que nos hacemos cargo de cierta preocupación, pero también queremos decir que tendríamos que pensar en una prueba que, sin aislarnos del mundo ni dejar de evaluarnos, tenga más que ver con la realidad sobre nuestro país”, matizó en Magdalena Tempranísimo.

“Esta prueba no está dirigida a los grados, sino a los chicos de quince años. Los chicos de quince años tienen que estar alrededor de su año décimo o décimo primero de escolaridad. Pero en Argentina pueden haber repetido, o estar escuela de adultos. Esto quiere decir que el 33 por ciento está fuera de la escolaridad secundaria”, fundamentó.

“Hay un país que puede tener mejores resultados porque hay menos chicos que están en la escuela, pero porque no ingresan chicos con bajos recursos”, añadió.

Sobre las evidentes dificultades en la verbalización que se aprecia en alumnos (y también en profesores, periodistas y hasta artistas argentinos, hay que decirlo), Sileoni aclaró que se está trabajando en el tema, pero “éstos son procesos lentos. En el último tiempo, hemos distribuido treinta y tres millones de libros, tenemos un programa de lectura en voz alta, pero estas cosas muestran sus resultados luego de varios años”.

Además, “tenemos la gran contra de la computadora, que por un lado es una posibilidad de acceder a gran cantidad de información y a procesarla rápidamente, pero también quita capacidad de abstracción. Antes teníamos como fuente de entretenimiento el libro, ahora está la computadora, la televisión. Si un chico va a la escuela, tiene setecientas horas por año de educación, pero de televisión son mil horas”, ejemplificó.

Sobre la desfavorable comparación de la prueba Pisa con otros países latinoamericanos, puso aparte “a Chile, que ha invertido de manera sostenida y durante muchos años en educación. Pero los demás países están cerca de nosotros. Uruguay está más arriba, pero tiene menos chicos en el sistema educativo”, concluyó Sileoni.