Martín Franco es trabajador de un molino de la localidad santafesina de Cayastá y fue protagonista involuntario de la captura de los dos últimos prófugos que evadieron el penal de General Alvear.

“Mi patrón estaba de vacaciones y me ofreció no ir a trabajar. Pero quise ver cómo estaba la planta. Le pedí a una patrulla que me acompañara, por las dudas. Fui yo primero y ellos fueron después”, explicó el hombre que fue tomado de rehén por unos 40 minutos por Víctor Schillaci y Cristian Lanata.

“Me apuntaron cuando me subí al tractor. Me dijeron que no me iba a pasar nada si colaboraba con ellos. Me pidieron que les cocinara lo que tenía pero sólo había hueso para perros”, remarcó.

“No llegaron con mochilas, tenían armas cortas y un chaleco verde de gendarmería. Me pidieron que querían bañarse y que les cebe unos mates. Después querían la llave de los camiones. Fueron unos 30 o 40 minutos”, agregó Franco.

“Me pidieron el celular, se fijaron que yo no estuviera llamando a nadie. Cuando ven las tropas, cerraron la puerta. Ahí me amenazaron; me hicieron sentar a un costado de la puerta y enseguida entraron las tropas; actuaron muy bien, no les dieron tiempo a nada”, señaló.