En términos generales, la infidelidad emocional describe una situación en la que una persona en una relación desarrolla una conexión emocional importante con alguien que no es su pareja, de una manera que cruza una línea sin necesariamente volverse física.

Esto se basa en la idea de que ciertos tipos de intimidad solo deben compartirse con una persona importante, y que al invertir emocionalmente en un tercero, una persona puede socavar su relación y la conexión emocional exclusiva dentro de ella.

Al igual que el engaño físico, la infidelidad emocional puede destruir a las parejas. Pero la idea de que la infidelidad emocional podría ser la sentencia de muerte para algunas relaciones es bastante nueva.

Según Michelle Janning, profesora de sociología en Whitman College, Washington, Estados Unidos, que se especializa en roles sociales, familia y relaciones, la creencia de que uno puede ser infiel emocionalmente es un concepto relativamente moderno.

Janning cree que el marco actual de la relación a largo plazo, como "una vida de compañerismo monógamo entre dos personas con una conexión emocional como el superpegamento que los mantiene unidos", es producto de cambios recientes.

Históricamente, señala, no se esperaba que un cónyuge satisficiera las necesidades emocionales de su pareja. El matrimonio a menudo se basaba en la seguridad económica, la geografía, los lazos familiares y los objetivos reproductivos; en los matrimonios que no estaban fundados en el amor, se entendía que las personas podían encontrar la realización emocional en otra parte.

Pero a lo largo de los últimos 200 años, nuestra comprensión de las relaciones ha cambiado. En las naciones desarrolladas, los matrimonios por amor se han convertido en la norma, y ​​en el último siglo el auge del individualismo ha significado que las personas hayan comenzado a priorizar el cuidado personal y la realización personal.

Hoy en día, las personas quieren que su pareja satisfaga sus necesidades emocionales, lo que significa que satisfacer las necesidades emocionales de un tercero podría, por primera vez, verse como una traición.

Ser físicamente fiel puede que ya no sea suficiente; ahora, muchas parejas creen que recurrir a un tercero para algunos aspectos de la felicidad y el bienestar emocional puede ser una especie de traición.

La revolución digital ha ofrecido muchas más formas para que la gente se conecte, desdibujando las líneas entre lo que es y no es una reunión o interacción, además de ofrecer una forma más anónima de comunicarse a través de pantallas que pueden permitir que las personas sientan que no se están rompiendo las reglas.

"Las redes sociales en general han cambiado la forma en que nos reunimos e interactuamos con los demás", dice Amira Johnson, experta en salud mental y conductual en Berman Psychotherapy, Atlanta, EE. UU.

Con los teléfonos inteligentes y las plataformas de redes sociales, dice, es fácil involucrarse en un comportamiento que podría conducir a la infidelidad emocional, como dar me gusta o comentar la foto de otra persona, contactar a viejos amigos o involucrar a extraños en un debate.

Por supuesto, las personas tendrán diferentes puntos de vista sobre lo que está y no está permitido. Mientras que algunos podrían considerar que dar me gusta a la publicación de redes sociales de una persona en particular es una infidelidad, otros podrían pensar que esto no es motivo de preocupación.

En algunas relaciones, existe un entendimiento general de que las conversaciones profundamente personales deben permanecer en la pareja, mientras que para otras, las amistades emocionalmente vulnerables son algo que todos deberían disfrutar.