Para hacerlo no se utilizó el cateterismo habitual por la arteria femoral (parte interna de la pierna), sino una incisión de 5 centímetros en el tórax para acceder al corazón por su extremo inferior (vía transapical) y, recién entonces, introducir un catéter para colocar una prótesis de tejido porcino que replica el funcionamiento de la válvula aórtica dañada por la edad, explicó por Continental el doctor Roberto Battellini, jefe de Cirugía Cardiovascular del Hospital Italiano.

Los tres pacientes intervenidos en el Instituto de Medicina Cardiovascular del Hospital Italiano eran los más indicados para esta nueva técnica. Tenían un estrechamiento grave de la válvula (todos tenían alrededor de 80 años) y no estaban en condiciones de pasar por la cirugía tradicional de recambio valvular. Ellos eran los que las estadísticas colocan en el 33% que habitualmente se rechazaría para la operación debido a otras enfermedades asociadas.

“Hay pacientes que tienen enfermedad grave de la aorta abdominal o torácica y en los que es imposible avanzar con los catéteres o las vainas de 7 mm de las válvulas. En los tres pacientes que operamos, la Anmat autorizó especialmente para cada uno de ellos el uso compasivo de una válvula suiza de pericardio de cerdo que colocamos a través de una incisión quirúrgica mínima por debajo de la tetilla izquierda”, contó Battellini en Magdalena Tempranísimo.

Desde hace seis años, Battellini imaginaba poder utilizar en el país la técnica que conoció en el Centro del Corazón de la Universidad de Leipzig, Alemania, donde se especializó en cirugía cardíaca no invasiva. La oportunidad local llegó con la disponibilidad reciente de las prótesis de pericardio de cerdo y de un quirófano equipado con equipos de rayos para poder visualizar paso a paso la intervención.

“Con un nuevo software radiológico se «ve» cómo la prótesis avanza dentro del corazón y se ubica con precisión en el lugar de la válvula aórtica nativa (del paciente), que no se extrae, sino que se comprime previamente con un balón contra las paredes de la arteria. Queda como algo parecido a una rosquilla”, comentó el especialista de la manera más gráfica posible.