Las redes sociales pueden afectar el bienestar de niñas y niños a diferentes edades, según una investigación que plantea la posibilidad de ventanas de vulnerabilidad en la adolescencia. Los psicólogos descubrieron que las niñas que aumentaron su tiempo en las redes sociales entre los 11 y los 13 años estaban menos satisfechas con sus vidas un año después, con la misma tendencia en los niños de 14 a 15 años.

Los investigadores no encontraron ningún vínculo entre las redes sociales y el bienestar a otras edades, excepto a los 19 años, cuando un mayor uso fue seguido nuevamente por una caída en la satisfacción con la vida para ambos sexos.

"Descubrimos que hay ciertas edades, que difieren entre los sexos, cuando las redes sociales predicen de manera más sustancial la satisfacción con la vida", dijo la Dra. Amy Orben, psicóloga experimental y primera autora del estudio en la Universidad de Cambridge.

Los investigadores se embarcaron en el trabajo con la esperanza de arrojar luz sobre si el auge de las redes sociales ha desempeñado un papel en el aumento de los niveles de problemas de salud mental en los jóvenes. Según la organización benéfica Young Minds, la cantidad de niños de cinco a 16 años con un presunto problema de salud mental aumentó en un 50 % entre 2017 y 2021, lo que sugiere que alrededor de cinco niños en cada salón de clases ahora están afectados.

Orben y sus colegas analizaron datos de 84.000 personas del Reino Unido con edades comprendidas entre los 10 y los 80 años que se inscribieron en el estudio Understanding Society o en el estudio Millennium Cohort . Estos capturaron información sobre la salud mental y el bienestar de las personas y su uso informado de las redes sociales, como Facebook, Twitter, Instagram y WhatsApp.

Los investigadores encontraron un efecto bidireccional, donde en edades particulares, el uso de las redes sociales se vinculó con una caída en la satisfacción con la vida un año después, mientras que la baja satisfacción con la vida se vinculó con un mayor uso de las redes sociales al año siguiente. Los hallazgos son promedios y no se pueden usar para predecir cómo un individuo en particular puede responder a las redes sociales.

El estudio, publicado en Nature Communications , no prueba que las redes sociales perjudiquen el bienestar, pero los investigadores sospechan que puede haber “ventanas de vulnerabilidad”, que se abren en diferentes momentos para niños y niñas. Dados los amplios y complejos cambios que ocurren en la adolescencia, biológica y socialmente, los mecanismos pueden tomar algún tiempo para concretarse.