Un caso verdaderamente extraordinario sucedió a multas del 1600 en una alargada familia de la Alemania central. En tres generaciones se generaron más de cincuenta músicos muy reconocidos por sus talentos.
¡¡¡Cincuenta músicos en una familia!!!
Y nos quejamos porque el primo Ricardo toca la guitarrita en las fiestas.

En medio de ese destino predeterminado, en la ciudad de Eisenach, nació el 21 de marzo de 1685 un bebé al que nombró a Johann. 
En verdad casi todos allí se llamaban Johann, por eso hace falta el segundo nombre para identificarlo definitivamente: Johann Sebastian. 

Su madre se llamaba Elizabeth y su padre Johann Ambrosius era músico de la ciudad. 
Las reuniones familiares eran usadas como una gran sala de ensayos. Cada quien con su instrumento, empezaban a limar sus destrezas.

Igualmente, la dicha muestra poco. A los 9 años murió su madre y un año después su padre.
A los 10 años, Johann Sebastian quedó huérfano. Entonces se fue a vivir con su hermano Johann Cristoph, que era organista.

Allá por el 1700, Johann Sebastian ingresó en la escuela San Miguel de Luneburgo, en el norte alemán, recomendado por su maestro de música. Tenía una gran voz y tocaba de maravillas el órgano.

En esos tiempos, por lo general, los músicos conseguían trabajos en iglesias o en las cortes. Bach entró como violinista en la orquesta de un duque, y luego, para su felicidad, pudo ingresar como organista (lo que más le gustó) en la Iglesia de San Bonifacio. Ese fue su primer cargo consolidado.

En 1707 se fue a Muhlhausen, contratado como organista en la Iglesia de San Blas. Allí tomó impulso su vena creativa.
Se casó con su prima, María Bárbara Bach, hija de un tío que también tocaba el órgano.
Se fue a Weimar, la ciudad donde morirían muchos años después de Goethe y Nietzche.
Allí estuvo 7 años como organista de la corte y músico de cámara en la capilla del Duque Ernesto.

Escribió sus obras para órgano y 30 cantatas.
Estuvo cuatro semanas preso por reaccionar violentamente ante una injusticia. Lo iban a nombrar director de la orquesta de Weimar, pero vaya uno a saber por qué, se lo dieron a otro muy inferior a él. Y el bueno de Johann Sebastian estalló.
Cuando salió de la gayola, renunció y se fue a la ciudad de Kothen a trabajar con el Príncipe Leopoldo, que lo puso al frente de su orquesta. Allí se producirá la etapa más brillante de su carrera.

En 1719, el príncipe de Brademburgo le encargó a Bach la composición de seis conciertos para instrumentos solistas con orquestas de cuerdas. Los hizo en dos años, al modo italiano.
Pasaron a la historia como los conciertos de Brademburgo.

Johann Sebastian Bach, el crack de una familia numerosa

Compuso música de cámara, sonatas, composiciones que llevaban a los instrumentos al límite.

Anduvo de viajes con el Príncipe Leopoldo y por esos días murió su esposa, con la que tuvo 7 hijos.
En 1721 se volvió a casar. Fue con Ana Magdalena, la hija del trompetista de la corte.
Dos años después, mudándose. Se fue a vivir a Leipzig, contratado para cantar en la Iglesia de Santo Tomás y para dirigir la escuela de música de la Universidad.
Escribió música sacra, por ejemplo, La Pasión según San Mateo y Misa en si menor.
Y una extraordinaria obra llamada El arte de la fuga.
También compuso Jesús, la alegría de los deseos del hombre.

Sus últimos años fueron dramáticos. Tuvo problemas en la vista, lo operaron mal, y terminaron sus días ciegos. Murió en Leipzig en 1750.

Su bisabuelo Veith Bach comenzó la tradición de músicos en la familia.
Hacia el final de la dinastía, los hijos de Johann Sebastian vivieron el cambio de estilo que se daba en sus épocas. Se preferían las texturas musicales más ligeras y se abandonaban ciertas formas tradicionales para darle paso a otras novedosas: eran los albores del clasicismo. 
Justamente dos de los hijos de Johann Sebastian, Carl Philipp Emanuel Bach y Johann Christian Bach (quien compuso óperas en Inglaterra al estilo italiano), jugaron un papel muy importante en el desarrollo de lo que se conoce como el "estilo clásico", influyendo profundamente en los jóvenes músicos como Haydn y Mozart. 
Por esa razón, los hijos de Johann Sebastian vieron la música de su padre como algo único.

Bach era un hombre sobre todo de familia y tuvo nada menos que 20 hijos.

La cantata del café

¿Por qué se destaca esta pieza del resto de sus obras? Porque generalmente las temáticas eran religiosas y esto es una parodia. El humor está presente en ella, contando la historia de una chica adicta al café, una bebida que se popularizó en esas épocas.

Johann Sebastian Bach no fue un revolucionario como Mozart o Beethoven. Su genialidad fue sintetizar la música de su época.
Trabajó todos los géneros del Barroco, menos la ópera.
Fue uno de los mayores compositores de todos los tiempos.