La meseta persa ha sido identificada como la región donde se originaron las oleadas de población que se asentaron en Eurasia durante las primeras etapas de la migración de nuestra especie fuera de África. Esta revelación se basa en nueva evidencia genética, paleoecológica y arqueológica, lo que arroja nueva luz sobre el complejo viaje de las poblaciones humanas y desafía la comprensión previa sobre la expansión de nuestra especie en Eurasia.