Las actividades humanas están contribuyendo a que el aire, el suelo y el agua dulce de la Tierra se vuelvan más salados, lo cual podría representar una amenaza para el medio ambiente y la salud humana si las tendencias actuales continúan. Esta es la conclusión de una nueva revisión científica liderada por el profesor de Geología de la Universidad de Maryland, Sujay Kaushal, y publicada en la revista Nature Reviews Earth & Environment.

Los procesos geológicos e hidrológicos naturalmente llevan sales a la superficie de la Tierra con el tiempo. Sin embargo, las actividades humanas como la minería y el desarrollo de la tierra están acelerando este "ciclo de la sal" natural de manera significativa. La agricultura, la construcción, el tratamiento del agua, la construcción de carreteras y otras actividades industriales también pueden intensificar la salinización, lo que tiene un impacto negativo en la biodiversidad y puede hacer que el agua potable sea insalubre en casos extremos.

Según Kaushal, la acumulación excesiva de sal en el medio ambiente puede afectar el funcionamiento de los ecosistemas y los recursos hídricos. Además, eliminar la sal del agua requiere mucha energía y es costoso, y la salmuera resultante es aún más salada que el agua del océano, por lo que no se puede eliminar fácilmente.

El estudio realizado por Kaushal y sus coautores establece por primera vez que los seres humanos están afectando la concentración y el ciclo de la sal a nivel global e interconectado, describiendo estas perturbaciones como un "ciclo antropogénico de la sal".

El estudio examinó una variedad de iones de sal que se encuentran tanto en el subsuelo como en las aguas superficiales. Algunos de los iones de sal más comunes incluyen el calcio, el magnesio, el potasio y el sulfato.

La salinización causada por las actividades humanas ha afectado aproximadamente 2.500 millones de acres de suelo en todo el mundo, lo que equivale a un área aproximadamente del tamaño de Estados Unidos. Además, los iones de sal también han aumentado en arroyos y ríos en los últimos 50 años, coincidiendo con el aumento en el uso y la producción global de sales.

La salinización también tiene efectos en cascada, como el aceleramiento del derretimiento de la nieve y el daño a las comunidades que dependen de ella para obtener agua potable. Además, los iones de sal pueden unirse a contaminantes en el suelo y los sedimentos, formando "cócteles químicos" que pueden tener efectos perjudiciales en el medio ambiente.

Las sales utilizadas en las carreteras tienen un impacto significativo en Estados Unidos, donde se producen 44.000 millones de libras de agentes descongelantes cada año. Estas sales representaron el 44% del consumo total de sal en Estados Unidos entre 2013 y 2017, y contribuyen al 13,9% del total de sólidos disueltos que ingresan a los ríos del país. Esto puede resultar en una concentración "sustancial" de sal en las cuencas hidrográficas.

Para evitar que las vías fluviales estadounidenses se inunden con sal en el futuro, Kaushal recomienda implementar políticas que limiten el uso de sales en las carreteras o fomenten alternativas más sostenibles.

En resumen, las actividades humanas están acelerando el ciclo natural de la sal, lo que tiene consecuencias negativas para el medio ambiente y la salud humana. Es crucial tomar medidas para limitar la salinización y buscar alternativas más sostenibles en el uso de sales.