Un reciente avance científico ha sido alcanzado por un equipo de especialistas del Conicet y el Hospital Garrahan, quienes han desarrollado un modelo preclínico para el tratamiento del retinoblastoma, el cáncer de ojo pediátrico más común. Este avance ha sido calificado como pionero a nivel mundial.

El retinoblastoma afecta a aproximadamente 1 de cada 17.000 nacidos vivos a nivel global, con 40-45 casos nuevos detectados anualmente en menores de 15 años en Argentina. El desarrollo de este modelo preclínico ha sido el resultado de un enfoque multidisciplinario que ha mejorado tanto el tratamiento como el diagnóstico de esta enfermedad.

Los especialistas han logrado desarrollar nuevas vías de administración de quimioterapia que permiten localizar el tratamiento en el globo ocular, reduciendo la exposición a órganos sanos. Esto es particularmente crucial en el caso de pacientes pediátricos, donde la reducción de la toxicidad del tratamiento es fundamental para garantizar una buena calidad de vida a largo plazo.

Además, el equipo de investigación ha sido pionero en la obtención de líneas celulares derivadas de pacientes con retinoblastoma metastásico, así como en el desarrollo de modelos animales con injertos tumorales. Estos avances les permitirán a los investigadores comprender las causas de la diseminación del retinoblastoma fuera del ojo, identificar fármacos prometedores y desarrollar alternativas terapéuticas que puedan evitar la metástasis tumoral y curar a los pacientes.

El retinoblastoma, si no es diagnosticado y tratado a tiempo, puede no solo crecer en la retina del niño, sino también diseminarse hacia otros órganos, siendo el cerebro uno de los órganos afectados. El diagnóstico temprano y el acceso al tratamiento son fundamentales para la supervivencia de los pacientes con esta enfermedad.

A nivel mundial, la mayoría de los niños con retinoblastoma viven en países de ingresos medio-bajos, donde la falta de acceso al diagnóstico y tratamiento temprano lleva a que más de la mitad de estos niños fallezcan a causa de la enfermedad. Por lo tanto, el desarrollo de nuevas estrategias terapéuticas que sean más eficaces y menos tóxicas es crucial para mejorar el pronóstico de esta enfermedad.

En resumen, el avance logrado por estos especialistas representa un hito en la lucha contra el retinoblastoma, brindando esperanza a los pacientes pediátricos afectados por esta enfermedad y sentando las bases para futuros tratamientos innovadores.