El complejo Norte III de la Coordinación Ecológica Área Metropolitana Sociedad del Estado (Ceamse) cerrará en ocho meses, lo que no sólo implicará un "faltante" de lugar dónde enterrar los residuos de la Ciudad y el Conurbano, sino también la pérdida de unos 1.500 puestos de trabajo que hoy garantiza.

De ahí que los trabajadores hayan decidido hacer un paro durante la última semana y que los gobernantes locales se hayan juntado con el gobernador Daniel Scioli para analizar posibles soluciones.

Si bien el primer pedido fue que el Gobierno nacional ceda parte de los terrenos de Campo de Mayo para contar con espacio para enterrar la basura, fue la propia presidente Cristina Fernández quien desestimó esa posibilidad y criticó duramente al jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri, por su falta de gestión. "Si también me tengo que hacer cargo de la basura de Buenos Aires me parece que ya es demasiado", se quejó la primera mandataria durante su discurso del viernes.

Ahora bien, sin la chance de que Campo de Mayo sea utilizado como un nuevo relleno, la Ceamse quedó sin opciones. En abril la planta sobre Camino del Buen Ayre se debe cerrar y los intendentes con Scioli deben barajar una salida.

Según publica el diario Perfil, una posible alternativa es obtener la autorización para que el relleno se extienda hacia jurisdicción de Tigre y San Martín. No habría mayores problemas, sólo deberían importar tierra de otros municipios porque al tratarse de un llano no tienen mucha capacidad de tapar mucha cantidad de residuos.

De aprobarse esto, además, se deberá tener en cuenta que es una solución a corto plazo porque en tres años volverían a tener el problema de "falta de espacio". Ahí es cuando se analiza la creación de una planta recicladora pero, claro, el presupuesto se debería quintuplicar para lograrlo.

Por lo pronto, la gestión macrista negoció con los trabajadores de la Ceamse para que durante este fin de semana cumplan con la recolección en la Ciudad, para terminar con la acumulación que ya lleva una semana.

Las altas temperaturas habían puesto en alerta a los vecinos, quienes sumaban bolsas de residuos en sus patios o puertas de edificios sin saber cómo prevenir problemas de higiene y temiendo que, ante una fuerte tormenta como la del viernes, se tapen las bocacalles y se inunden más las calles.