El telescopio espacial James Webb ha detectado lo que se considera la galaxia más antigua conocida, tan sólo 290 millones de años después del Big Bang, donde se ha apreciado además la presencia de oxígeno. Este descubrimiento sugiere que múltiples generaciones de estrellas ya habían vivido y muerto antes de las observaciones realizadas por el Webb. 

Operado por la Agencia Espacial Europea (ESA), la NASA y la agencia espacial canadiense, el telescopio ha sido utilizado durante los últimos dos años para explorar el denominado Amanecer Cósmico: el periodo de los primeros cientos de millones de años tras el Big Bang, en el que se formaron las primeras galaxias. 

En octubre de 2023 y enero de 2024, un equipo internacional de astrónomos empleó el telescopio para observar galaxias como parte del programa Estudio extragaláctico profundo avanzado del James Webb (JADES). Entre ellas, se destaca la galaxia JADES-GS-z14-0, la cual se encuentra a un desplazamiento al rojo de 14,32, convirtiéndola en la galaxia más distante conocida hasta la fecha, correspondiente a unos 290 millones de años después del Big Bang. 

El estudio de las primeras galaxias presenta desafíos, ya que la luz emitida por estas se encuentra en el espectro azul al surgir, pero al llegar a la Tierra, se desplaza hacia la parte infrarroja debido a la expansión del universo, fenómeno conocido como desplazamiento al rojo (redshift). Este desplazamiento al rojo es crucial para determinar la distancia de objetos astronómicos distantes. 

Los datos obtenidos de estas observaciones son preliminares y aún deben pasar por el proceso de revisión para ser publicados en una revista científica. Los hallazgos indican que la galaxia JADES-GS-z14-0 no se asemeja a los tipos de galaxias que se esperaban encontrar en el universo primitivo, lo que sugiere la presencia de polvo que enrojece parte de la luz, incluso en las etapas iniciales del universo.