El joven Testigo de Jehová que aún en un estado crítico de salud rechazó la trasfusión de sangre que necesitaba por sus creencias religiosas fue dado de alta esta mañana de la Clínica Basterrica y ya se encuentra en su casa.

Pablo Albarracín, de 38 años, permaneció en grave estado durante casi dos meses tras haber sufrido un violento robo en el que fue baleado en la cabeza.

Según confirmó su abogado, Ricardo Monastero, en aproximadamente 45 días va a ser intervenido quirúrgicamente para sustraerle la bala que tiene alojada en su cerebro.

El hecho que derivó en su grave estado de salud ocurrió el 4 de mayo pasado, cuando dos delincuentes lo secuestraron a bordo de su propio auto y lo hirieron gravemente con seis disparos. De ellos, dos de las balas quedaron dentro de su cuerpo, una en la cabeza y la otra en la cadera.

Como testigo de Jehová, Pablo había firmado un documento en el que constaba que ante una necesidad médica, rechazaba transfusiones de sangre, aunque de ello dependiera su vida.

Durante su internación, su familia luchó para desestimar el escrito y que prevalezca su salud. Para ello recurrieron a la Corte Suprema, pero el fallo dictaminó que se respete su decisión . Su hermana entonces dijo que lo estaban "dejando morir", ya que su situación era crítica.

Ahora, Pablo se recupera lentamente. Monastero confirmó que ya camina, aunque, reconoció, quedó muy traumatizado por el violento asalto. De hecho, cuando se le comunicó lo sucedido sufrió ulceras sangrantes por el stress, por las que tuvo que ser intervenido de urgencia.