Continuos períodos de sequía debilitaron y finalmente provocaron la desaparición de la cultura maya, según apuntan los descubrimientos de un grupo internacional de investigadores presentados en la revista científica estadounidense Science.

Los descubrimientos, cuando falta poco más de un mes para el 12 de diciembre, fecha que según interpretan algunos estudiosos de las predicciones mayas supondría el "fin del mundo", se basan en datos detallados sobre las precipitaciones entre los años 300 y 1100 d.C. fundamentados en un análisis de las calcificaciones de las cuevas de estalactitas y estalagmitas de América Central.

El equipo de científicos, dirigido por Douglas Kennett, de la Universidad Estatal de Pennsylvania, estudió las estalagmitas de la cueva de Yok Balum, en Belice, donde floreció la civilización maya hace más de un milenio.

La investigación de Kennett se centró en los isótopos, átomos de un mismo elemento cuyos núcleos difieren en masa. La concentración de los diferentes isótopos de oxígeno en los sedimentos permite deducir de forma detallada la cantidad de lluvia caída. Al mismo tiempo, la antigüedad de los depósitos de sedimentos se determinó gracias a otros isótopos.

Los científicos compararon el calendario de lluvias obtenido con los estados de la cultura maya conocidos a través de sus múltiples escritos. A partir de esa comparación, los investigadores pudieron establecer un patrón claro para la época traducida entre el año 300 y el 1100. Entre los años 400 y 660, los mayas vivieron un período de gran expansión, con construcción de ciudades y bienestar general, que coincide con épocas de lluvias copiosas.