El poder del presidente Alberto Fernández ya estaba por el pido, pero ahora, esa destrucción se consolida. Un hombre de su mas estricto riñon, quizás el último que quedaba en el gabinete, el ministro de Trabajo, Claudio Moroni, presentó su renuncia después de las críticas masivas del kirchnerismo que lo tenía en la mira casi desde el inicio la gestión.