El presidente de la Nación, Alberto Fernández, y la vicepresidenta Cristina Kirchner compartirán en el día de hoy un acto por los 100 años de YPF, luego de tres meses en los cuales gobernó un muro entre ellos dos, ya que daban a entender a la población que la relación no daba para más.

Otra característica que gobierna en la Argentina actual es la incertidumbre y parece que a los políticos les gusta hacerlo notar porque hasta último momento no se sabía si los responsables del Poder Ejecutivo iban a volver a juntarse. 

Cerca de la vicepresidenta confirmaron que estará presente. En tanto, Fernández, recién lo definió ayer por la tarde. El presidente, según deslizaron desde su entorno, consideraba que ya había cumplido con la conducción de YPF, a cargo de La Cámpora, cuando participó en un acto de la petrolera hace 40 días, día en el que encabezó el lanzamiento del gasoducto Néstor Kirchner. 

Aun así, en la Casa Rosada la presencia de Cristina en el acto todavía no sabe si son buenas o malas noticias por lo que genera una gran preocupación en el posible mensaje y los gestos que podría dar la vice, muy crítica de la gestión económica de Fernández.

Fue el lejano 1 de marzo, en el Congreso, el último día que el Poder Ejecutivo se mostró como uno solo. Después de ese día se profundizaron las diferencias y el kirchnerismo duro decidió exponer los cuestionamientos públicamente. Lo que generó que el Ejecutivo tuviera dos puntas y dos capitanes diferentes. El quiebre total llegó con el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). El presidente definió el voto en contra de Máximo Kirchner y el resto de los legisladores como una acción “desestabilizadora”.

Desde el quiebre total, el kirchnerismo, pero también otros socios como Sergio Massa y los gobernadores peronistas subieron la presión interna para que el jefe del Estado convoque a una mesa de conducción con las tres principales patas del Frente de Todos.

Sin embargo, Fernández escuchó a todos sus interlocutores, pero decidió que no lo hará: ya tomó la decisión de avanzar sin utilizar más la herramienta del consenso en la toma de decisiones. Se le ha pedido que llame a quien fue su compañera de fórmula, pero no lo hizo porque las consecuencias de ese encuentro podrían derivar en la fractura total del Frente de Todos.