Jorge Mangeri, el portero acusado por el crimen de la adolescente Ángeles Rawson, está "preocupado por lo que está viviendo" y "dispuesto a pelear por su libertad en la búsqueda de la verdad", aseguró este sábado su abogado Miguel Ángel Pierri.

Pierri consideró que esta causa "se va a definir por la labor técnica de los peritos y los testigos oculares técnicos, que son las cámaras de seguridad".

Asimismo, en diálogo radial, Pierri afirmó que él y sus colaboradores "no defienden a violadores". En tal sentido, dio a entender que "si fue un ataque sexual", deciden derivar el caso.

El letrado argumentó que la "causa es muy particular porque no tiene testigo, ni móvil, ni escena del crimen". "Hay mucha prueba para recolectar. Será decisivo cuando se conozcan los primeros resultados de las pericias de ADN", manifestó.

Pierri insistió que esta "causa es muy particular y rara", porque "a plena luz del día se comete el crimen en un edificio". "Me parece que es muy difícil que el hecho haya sido cometido por un solo hombre", opinó el abogado de Mangeri, el único detenido por el homicidio de Rawson, de 16 años.

Pierri, quien el viernes se entrevistó en la cárcel con el encargado, contó que su cliente "es un hombre preocupado por lo que está viviendo".

"Está dispuesto a pelear por su libertad en la búsqueda de la verdad", subrayó el abogado, quien añadió que Mangeri "tiene un excelente concepto" de la familia Rawson.

Pierri relató ante la prensa que su defendido "nunca se autoinculpó" con respecto al asesinato de la adolescente, cuyo cadáver apareció en un basural de la Ceamse situado en la localidad bonaerense de José León Suárez.

Mangeri permanece arrestado en la cárcel de Ezeiza, donde está preso desde el sábado pasado, cuando en medio de una testimonial le habría dicho a la fiscal María Paula Asaro: "Fui yo".

Fue en ese momento cuando Mangeri fue instado a guardar silencio para no incriminarse, y quedó detenido por el homicidio de la menor de 16 años, ocurrido en la mañana del lunes 10 de junio, al parecer en el edificio de la calle Ravignani 2360, del barrio porteño de Palermo, donde vivía la joven y su familia y donde Mangeri cumplía funciones como encargado.