Ricardo Sáenz, fiscal de la Cámara de la causa en el que se investiga el crimen de Angeles Rawson reiteró que "es suficiente la prueba que hay" contra el portero Jorge Mangeri como supuesto autor del crimen de la adolescente de 16 años y aseguró que "no hay margen para dejarlo en libertad".

Sáenz hizo estas afirmaciones luego de que ayer Mangeri, el único detenido y procesado por el homicidio de Rawson, declaró ante el juez Javier Ríos que "le armaron una causa" y que "nunca tocó" a la chica, asesinada el 10 de junio pasado. "Para mí es suficiente la prueba que hay", insistió el funcionario judicial, quien también volvió a sostener que "no hay indicios en la causa que haya actuado otra persona" en el asesinato.

Sin contestar preguntas, Mangeri ratificó la versión que había dado ante la fiscal María Paula Asaro cuando fue convocado a declarar como testigo, en una exposición que prestó en la noche del 14 de junio y que se interrumpió abruptamente cuando dijo "fui yo" y quedó inmediatamente detenido. Al respecto, el portero insistió con que fue apretado por desconocidos (cambió la circunstancia de cuándo habría sido ese "apriete") y, tras asegurar que le habían "violado sus derechos", denunció que uno de los policías en el juzgado lo había hostigado para que se inculpara ante la fiscal.

El fiscal Sáenz apuntó: "Creo que no hay margen en la causa para dejarlo en libertad" a Mangeri. Al ser consultado si en los próximos días confirmará el procesamiento y detención del portero, Sáenz respondió: "Si totalmente nosotros vamos a mantener toda la posición de la fiscalía en primera instancia".

Angeles, de 16 años, desapareció el 10 de junio tras asistir a una clase de gimnasia en el barrio porteño de Colegiales y al día siguiente apareció muerta entre la basura en el predio de la Ceamse de la localidad bonaerense de José León Suárez. Mangeri denunció que le hicieron una "causa en su contra", sin detallar quién habría querido perjudicarlo, y negó contacto con la chica, con la clara intención de rechazar la prueba que el magistrado consideró clave para procesarlo: su ADN encontrado bajo una de las uñas de la víctima.