La policía húngara utilizó gases lacrimógenos en Röszke, en la frontera con Serbia, después de que migrantes les arrojaran piedras y botellas desde el otro lado de la alambrada que separa a ambos países, constataron periodistas de AFP.

Ademas, la policía húngara también hizo uso de cañones de agua contra los migrantes.

En las imágenes de la televisión se pudieron observar a decenas de agentes antidisturbios que se movilizaron en el lugar y también algunas ambulancias.