Fue un partido épico. Más allá de contexto político, Argentina enfrentaba en una final al mejor equipo de la década y uno que, sin haber sido campeón, sigue siendo recordado por su apodo: “La Naranja Mecánica”. 

De local, en el estadio de River Plate, la Argentina se consagró por primera vez campeón del mundo, frente a Holanda, hoy, Países Bajos. El partido fue dificil, el equipo nacional se puso en ventaja con un esforzado gol de Mario Kempes que definió tirándose al piso ante la salida apresurada del arquero, a los 38 del primer tiempo.