Por segundo día consecutivo, Egipto fue escenario de violentos enfrentamientos del Ejército y partidarios del golpe de Estado contra militantes de los Hermanos Musulmanes y defensores de Mohamed Mursi, presidente que fue depuesto el 3 de julio pasado.

El Ministerio de Salud egipcio confirmó, este jueves, que el número de muertos en los últimos dos días asciende a, al menos, 638. La comunidad internacional, no obstante, teme que la cantidad de víctimas fatales sea mayor, mientras que los Hermanos Musulmanes sostienen que hay cientos de cuerpos sin contabilizar.

Este jueves, en el marco de los disturbios, los islamistas atacaron e incendiaron un edificio del Gobierno en El Cairo, según acusó la agencia estatal Mena. Por otro lado, las autoridades egipcias autorizaron a la Policía a que use fuerza letal para proteger de ataques a las instituciones estatales clave y a sí mismos.

El Ministerio del Interior, que está a cargo de la seguridad nacional, dijo en un comunicado que las nuevas medidas se adoptaron después de que una multitud enardecida irrumpiera en ambos edificios en Giza, la ciudad vecina a El Cairo en la que se levantan las famosas pirámides.

En tanto, la comunidad internacional permanece en alerta. El Consejo de Seguridad de la ONU convocó a una reunión de emergencia para el jueves por la tarde. En un escueto comunicado, afirmaron que esperan que "las partes en Egipto muestren un máximo de contención".

La embajadora argentina María Cristina Perceval dijo que los 15 países miembro del Consejo "deploran las pérdidas humanas" y esperan el fin de la violencia así como un avance hacia la "reconciliación nacional", al resumir a periodistas los resultados de la reunión de consultas a puerta cerrada.

El presidente estadounidense Barack Obama anunció que cancelará los ejercicios militares previstos para el mes que viene en conjunto con el Ejército de Egipto. A su vez, exigió que los actores políticos egipcios se comprometan con la paz. Es más, los EEUU pidieron a sus ciudadanos abandonar de inmediato Egipto.

La violencia comenzó este miércoles, cuando el Gobierno ordenó desalojar dos campamentos pro Mursi de las plazas Rabaa al-Adawiya y Al Nahda, en El Cairo. Las tropas del Ejército y la policía cumplieron las órdenes a sangre y fuego. Las imágenes muestran cientos de cuerpos calcinados y mutilados y miles de heridos.

La crisis en Egipto parece no tener fin. Para este viernes, los islamistas convocaron a una nueva manifestación, por lo que podría subir drásticamente el número de muertos y heridos.