Relajado, sonriente y cómodo en su rol de candidato de la oposición a la presidencia, fue como se mostró durante la hora y media de debate el ex gobernador de Massachusetts, Mitt Romney, frente a un Barack Obama que le llevó tiempo soltarse y sonreír y que pasó gran parte del encuentro con su mirada baja tomando notas sobre el atril y evitando el contacto con su rival.


Así, las primeras estimaciones realizadas tras el encuentro por la cadena CNN, determinaron por amplio margen que el ganador de la noche en la Universidad de Denver, Colorado, fue Romney con el 67 por ciento de los votos contra el 25 por ciento que recibió Obama.


Con un moderador que llevó a los candidatos a marcar las diferencias y similitudes sobre sus propuestas, el primer debate presidencial estuvo centrado en el principal asunto de preocupación de los votantes, la economía, profundizando en la reducción de los impuestos, el déficit federal, creación de empleos así como también abordó el rol del gobierno y el sistema de Salud, entre otros asuntos.


Sosteniendo una discusión, que por momentos incurrió en profundos y largos detalles numéricos, Obama acusó a Romney repetidas veces durante los 90 minutos de no presentar propuestas concretas de sus iniciativas, mientras que el ex gobernador buscó exponer al mandatario ante las políticas no cumplidas y aquellas implementadas que, según dijo, colaboraron a profundizar la crisis.


Sin embargo, ninguno de los dos postulantes recurrió a desplegar golpes duros contra el otro, ni siquiera Obama que no implementó los recursos del pasado de Romney en la financiera Bain Capital o sus críticas a casi la mitad de la población, al decir que el 47 por ciento de la gente no quiere pagar impuestos federales.

En sus 42 minutos y 50 segundos que utilizó para sus respuestas, Obama intentó por momentos acercarse a los millones de televidentes que seguían el debate desde sus casas, comenzando por felicitar a su mujer en el 20 aniversario de su boda así como cuando recordó a su abuela al momento de defender su reforma sanitaria.


Por su parte, a pesar de haber hablado cuatro minutos menos que el actual líder de la Casa Blanca, Romney corrió con la ventaja desde el inicio, de llegar al debate con bajas expectativas sobre su performance y con mucho más tiempo invertido para practicar su estrategia, lo que lo llevó a presentarse más conciso y puntual en sus respuestas.


Al finalizar, hubo otro momento que diferenció a los candidatos cuando Obama recibió el saludo de su mujer, Michelle Obama y poco tiempo después se retiraron del escenario, mientras que Romney fue celebrado por varios miembros de su familia y abandonaron últimos el lugar, saludando a los presentes.


No obstante los especialistas sostienen que los debates no modifican los votos de las personas previamente decididas por un candidato, los resultados de las encuestas los próximos días serán claves para el próximo encuentro cara a cara que tendrán Obama y Romney en dos semanas.


Ese día, miles de demócratas y republicanos volverán a sentarse frente a los televisores de sus casas junto a los vecinos y seguidores de sus partidos invitados a unirse para ser testigos del segundo debate presidencial que se desarrollará el 16 de octubre en Hempstead, Nueva York, a menos de un mes de las elecciones nacionales.