El presidente ruso, Vladimir Putin, recordó que, tras la anexión de Crimea, aún quedan otros conflictos por solucionar en el espacio postsoviético, como el de la región separatista moldava de Cisdniester. Putin llamó anoche al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, para hablar supuestamente sobre Ucrania y Crimea, y acordaron que sus cancilleres se reunirán para discutir los próximos pasos, pero el mandatario de Rusia también aprovechó para poner sobre la mesa otro conflicto en el que también se encuentran implicados rusos étnicos.

El jefe del Kremlin denunció "el bloqueo exterior al que, prácticamente, está sometido Cisdniester, lo que dificulta notablemente las condiciones de vida de los habitantes de la región, sus movimientos, el comercio y la actividad económica". "Rusia aboga por un arreglo del problema de Cisdnister que sea justo y mutuamente aceptable", señaló Putin, citado por un comunicado del Kremlin.

Luego de que estalló el conflicto en la ex autonomía ucraniana de Crimea, que desde la semana pasada forma parte de la Federación Rusa, se trazaron los primeros paralelismos con Cisdniester. En dicho territorio, que rompió lazos con Moldavia tras una cruenta guerra civil (1992-1993) en la que contó con la ayuda de Moscú, más del 60% de la población es rusa y ucraniana.

Mientras en Crimea los rusos son más de la mitad de los casi dos millones de habitantes de la península, en la región secesionista moldava representan entre 150.000 y 200.000, un tercio del poco más de medio millón de habitantes del territorio. A esto se suma que, mientras en Crimea se encontraba estacionada la flota rusa del mar Negro, en Cisdniester hay entre 1000 y 2000 soldados rusos desde 1993, como fuerzas de pacificación y para guardar los arsenales soviéticos.

Al igual que hiciera Crimea el pasado 16 de marzo, las autoridades de Cisdniester organizaron en 2006 un referendo en el que el 96% de los votantes apoyó la independencia para su posterior incorporación a Rusia. El primer ministro de Moldavia, Iurie Leanca, expresó ayer su preocupación por posibles provocaciones por parte de Cisdniester, región que comparte frontera con Ucrania. "Existe la región de Cisdniester donde pueden producirse conflictos. Apoyamos el diálogo y confiamos en la responsabilidad por parte de sus autoridades para evitar una posible desestabilización de la situación. Ahora, a nadie le interesa un nuevo foco de tensión", señaló.

Desde el final de la guerra civil, que costó la vida a centenares de personas, Moldavia aboga por la integración de los dos territorios separados por el río Dniester, a lo que siempre se negaron los separatistas. Pese a no tener frontera física con Rusia, ya que Cisdniester es una franja de tierra que se encuentra entre Ucrania y Moldavia, sus habitantes se encuentran mucho más cercanos a Moscú que a Chisinau.

En Tiraspol, capital del territorio, la plaza central está presidida por un estatua de Lenin, al igual que ocurre en Simferopol, capital crimea, el KGB no fue desarticulado y en la bandera nacional permanece la hoz y el martillo.