23 meses en prisión pasó Matías Miret, acusado por un avión cargado de 944 kilos de cocaína, que aterrizó en un aeropuerto de Barcelona en enero de 2010.

“Mi esposa fue mi pilar para poder aguantar”, dijo el copiloto de los hermanos Juliá, ideólogos del delito por el que la justicia española, sin pruebas en su contra, liberó a Miret hace apenas algunas horas.

“Las actuaciones de mi abogado fueron excelentes, a él también le debo todo esto”, enfatizó.

“Hablé casi nada con ellos y supe que después los separaron en dos cárceles distintas”, contó Miret. Los hermanos siguen presos en el país ibérico.

“Eduardo siempre me decía: ‘perdón por haberte traído a este tren fantasma’”, señaló el piloto de avión, quien aseguró: “las condiciones no son lindas, pero sí muy distinto a lo que ocurre en las cárceles argentinas, según me contaron”.

“Me había tocado volar con Eduardo, que es piloto hace muchos años. El ambiente de vuelos privados en Argentina es muy chico”, enfatizó Miret.

“Para una persona que quería avanzar en el mercado aeronáutico es normal la adquisición de ese tipo de nave”, subrayó.

La Justicia española “no estuvo interesada ni en el destino de la droga ni en cómo se cargó esa cantidad de sustancia en un aeródromo de la provincia de Buenos Aires. Eso me sorprendió”, dijo.

“Yo estaba como loco porque iba a cruzar el Atlántico por primera vez y era una posibilidad para mi currículum”, aseguró Miret quien confirmó que “voy a volver a volar, pero tomaré mis recaudos”.