En 2014 una avalancha de drogas sintéticas, especialmente mefedrona y alfa-PVP, entró en Rusia. Las llamadas 'sales' y 'speeds' se hicieron tan populares entre los jóvenes como la heroína en los años 90.

El grupo JimProm, formado principalmente por ciudadanos ucranianos, solía producir y enviar a las regiones hasta 500 kilos de drogas sintéticas novedosas en una semana, dice Sputnik. Esta cantidad sería suficiente para envenenar una ciudad entera en el menor tiempo posible. En 2017, las fuerzas de seguridad rusas liquidaron JimProm.