Según detalló Eid, las doce religiosas cruzaron la frontera en el paso fronterizo de Masnaa y una vez en el país vecino, quedaron en libertad.

Las religiosas habían sido sucuestradas del convento de Santa Tecla durante una ofensiva en diciembre pasado de un grupo insurgente sobre Malula, una pequeña ciudad de mayoría cristiana, conocida mundialmente por ser uno de los pocos lugares en el mundo donde aún se habla arameo, el idioma de Jesús.

Pese a que muchos medios internacionales denunciaron que una milicia de Al Qaeda estuvo atrás del secuestro, no está claro cuál de los grupos insurgentes que pelean en la sangrienta guerra civil siria asaltó el convento en diciembre pasado.

Sólo se sabe que más tarde las monjas fueron trasladadas a la localidad de Yabrud, cerca de la frontera con Líbano, y que el líder del grupo armado es un ciudadano kuwaití, conocido como Abu Anyan.

El grupo de Anyan exigió en enero pasado la liberación de unas 200 presas en cárceles sirias a cambio de la liberación de las religiosas.

Pese a que no se llegó a un acuerdo entonces, el contacto con los insurgentes continuó.

En medio de esas negociaciones, el gobierno sirio de Al Assad bombardeó el miércoles pasado la ciudad de Yabrud, uno de los bastiones que aún conserva la oposición siria y el lugar donde se cree estaban retenidan las monjas.

Los bombardeos del miércoles fueron seguidos por combates cuerpo a cuerpo entre el Ejército y grupos yihadistas insurgentes que duraron, al menos, hasta ayer.

Esa zona fronteriza con Líbano se volvió estratégica en la guerra civil que ya lleva casi tres años y dejó más de 130.000 muertos y más de 6,5 millones de refugiados y desplazados.

Desde el comienzo del conflicto, grupos insurgentes han usado la frontera para ingresar armamento, suministros y combatientes, y también para replegarse ante las ofensivas del Ejército.