La violencia sexual ejercida por las fuerzas del gobierno y los grupos armados en el marco del conflicto que sacude a la República Democrática del Congo es "extremadamente seria" y es necesario modificar el sistema judicial para poner fin a la impunidad, señala un informe de la ONU publicado hoy.

El texto señala que mientras el número de acusaciones por violencia sexual aumentó en los últimos cuatro años, las violaciones continúan siendo utilizadas como arma de guerra tanto por el Ejército congoleño como por los grupos armados involucrados en el conflicto.

El informe, que analiza la violencia sexual entre enero de 2010 y diciembre de 2013, señala que más de 3.600 personas fueron víctimas
de violencia sexual, incluidas más de 2.600 mujeres, 900 niños y casi 100 hombres.

La alta comisaria de la ONU para Derechos Humanos, Navi Pillay, dijo a dpa que probablemente esas cifras "son sólo la punta del iceberg", dado que muchos casos no se informan por miedo a la estigmatización y la falta de acceso a atención médica o asesoramiento legal.

El gobierno congoleño lleva 18 meses inmerso en una guerra civil con el grupo rebelde Movimiento 23 de Marzo (M23), que se formó en
2012 cuando unos 300 soldados congoleños, mayormente de la etnia tutsi, se rebelaron contra el gobierno, al que acusaron de incumplir
el acuerdo de paz de 2009.

La ONU, que mantiene una amplia misión de paz en el país, estima que el conflicto desplazó a más de 100.000 personas desde abril del
año pasado, que se sumaron a las 2,6 millones de personas que huyeron de sus hogares por la violencia anterior.