La policía dispersó con gas lacrimógeno y bombas de estruendo a un pequeño grupo de extremistas que atacó una entidad bancaria y una venta de autos durante una manifestación este martes por la noche en el centro de San Pablo.

Los enfrentamientos comenzaron poco después de que una manifestación de unas 300 personas, según la policía, recorriera el barrio de Pinheiros para protestar contra el gobernador de San Pablo, Geraldo Alckmin.

Cinco personas fueron detenidas y al menos una persona sufrió una herida en la cabeza por el estallido de los vidrios atacados.

Los manifestantes, que incluían miembros del grupo anarquista Black Bocs, pedían también la desmilitarización de la policía del estado.

La Policía Militar "actuará con la energía necesaria para evitar actos criminales", anunció un comunicado más temprano.

Con basura quemada por manifestantes, el tránsito de algunas calles fue bloqueado.

La seguridad fue reforzada en la céntrica avenida Paulista, donde ya se concentraban unas 50 personas gritando consignas contra el gobernador.

"Queremos que se vaya Alckmin, es un capitalista y un corrupto", dijo a la AFP Orlando Azevedo (25).

Un fuerte escuadrón de policías, que incluía oficiales de escuadrón montado y de Fuerza Táctica fue desplegado en esta importante vía del corazón financiero paulista, donde el viernes pasado otra protesta terminó en violencia.

Los manifestantes se solidarizaron entonces con las protestas en Rio de Janeiro contra el gobernador de ese estado Sergio Cabral, el más impopular de Brasil (12%).

En esa marcha, que fue convocada por las redes sociales por el mismo grupo que organizó la de este martes, 10 agencias de bancos fueron atacadas y un camión de una televisora local incendiado. Este martes, algunos locales cerraron más temprano por precaución a actos de vandalismo.

La semana pasada en Rio se registraron varias manifestaciones contra Cabral, algunas de ellas llegaron a estar a pocos metros de la playa de Copacabana durante una ceremonia religiosa presidida por el papa Francisco con cientos de miles de jóvenes católicos.