El siniestro del Boeing-777 de Malaysia Airlines provocó la muerte de 298 personas de una docena de nacionalidades y de todos los estilos de vida, desde reconocidos investigadores sobre el Sida, hinchas de fútbol y miembros de clubes deportivos a un vocero de la ONU, una monja y hasta un florista, informaron hoy autoridades.

Funcionarios de inteligencia estadounidense concluyeron ayer que el vuelo HM17 fue derribado por un misil tierra-aire mientras volaba de Amsterdam a Kuala Lumpur, pero agregaron que no pudieron determinar quién lo disparó.

El gobierno ucraniano y los separatistas pro rusos a los que combate en el este del país negaron haber sido responsables y se acusaron mutuamente, mientras que Rusia, país al que Kiev acusa de apoyar a los insurgentes, también desmintió hoy haber estado detrás del derribo del avión.

Para hoy al mediodía, los cuerpos de 181 personas ya habían sido localizados, según dijeron rescatistas desplegados en el lugar donde cayó el aparato, entre las localidades de Grabovo y Rozsypne, en la provincia rebelde de Donetsk, a unos 50 kilómetros de la frontera con Rusia, informó la cadena de noticias CNN.

La zona está bajo control de los separatistas, y en los últimos días fue escenario de fuertes combates.

Ucrania solicitó una investigación internacional para determinar quién atacó el avión, y Estados Unidos ofreció su colaboración.

El acceso al lugar era hoy difícil y riesgoso. Los rebeldes establecieron cinco retenes en la ruta de Donetsk capital hacia la zona del siniestro, y en cada uno de ellos registraban la documentación de todas las personas que querían atravesarlos.

Los insurgentes reiteraron hoy que recuperaron la mayoría de las  cajas negras del avión y que estaban considerando qué hacer con ellos, un día después de decir que pensaban llevarlos a Rusia.

En Australia, de donde eran 28 de los pasajeros muertos, un enojado primer ministro Tony Abbot llamó hoy a Moscú a dar explicaciones por el desastre "ahora que parece innegable que el avión fue derribado por un misil tierra-aire suministrado por Rusia" a los rebeldes pro rusos.

La Casa Blanca no llegó a acusar a Rusia del derribo, pero relacionó el desastre con el respaldo que, según dice, Rusia le da a los separatistas y llamó al gobierno del presidente Vladimir Putin a tomar "medidas concretas" para dejar de avivar la crisis.

Por su parte, el canciller ruso, Serguei Lavrov, desestimó hoy afirmaciones de Kiev de que Moscú podría haber estado detrás del ataque.

"Hace meses que no escucho una declaración confiable de Kiev", señaló el ministro al canal de TV Rossiya 24.

Más tarde, Lavrov señaló que Rusia no se va a quedar con las cajas negras y quiere que expertos internacionales lleguen "cuanto antes" al lugar para recibirlas.

Putin, por su parte, pidió hoy en Moscú a todas las partes del conflicto en Ucrania que cesen las hostilidades y se sienten a negociar directamente.

En un campo de girasoles cerca de Rozsypne, mineros de la región pienaban el lote en busca de cuerpos, informó CNN.

En Grabovo, cientos de palos y ramas de árbol fueron clavados en el suelo, con trapos o cintas rojas y blancas atadas a ellos, para marcar el lugar donde se hallaron restos humanos.

Entre lo que quedó del avión se veían relojes y teléfonos celulares rotos, pasaportes y pasajes chamuscados.

La cabina y una de las turbinas quedaron a un kilómetro de distancia, y la cola terminó a 10 kilómetros del lugar.

Putin responsabilizó ayer a Ucrania de la caída del avión por haber reanudado sus acciones militares contra los rebeldes, pero no dijo si el avión fue derribado o no ni acusó a nadie.

El primer ministro ucraniano, Arseni Yatsenyuk, exigió hoy que Rusia sea hecha responsable de lo que describió como un "crimen internacional" cometido por "bastardos".

También dijo que el Ejército ucraniano se abrirá paso hasta el lugar si los separatistas siguen impidiendo el acceso.

En Holanda, de donde eran 184 de los pasajeros, el primer ministro Mark Rutt exigió hoy "una investigación absolutamente objetiva" y una rápida repatriación de los cuerpos, mientras que el Ministerio de Justicia anunció que un equipo de forenses holandeses partió para Ucrania a participar de las pesquisas.  

El gobierno ucraniano dijo ayer que el avión volaba a 10.000 metros de altura y que fue derribado por un misil de una lanzadera Buk, que puede disparar hasta 22.000 metros de altura. Tanto el Ejército ruso como el ucraniano cuentan con esas lanzaderas.

Hoy, el fiscal general de Ucrania, Vitali Yarema, dijo que los rebeldes no se apoderaron de los sistema Buk del Ejército ucraniano, en lo que pareció una insinuación de que, de poseerlos, debieron haberlos recibido de Rusia.

El ministro de Transporte de Malasia, Liow Tiong Lay, insistió hoy en que la ruta del avión había sido aprobada por autoridades de aviación internacionales y negó que Malaysia Airlines -que ya perdió un avión con 239 personas en marzo- trataba de ahorrar combustible o dinero con un vuelo más directo sobre Ucrania.

El gobierno malayo dijo ayer que el avión no hizo ninguna llamada de emergencia.

Hoy, el gobierno de Ucrania cerró el espacio aéreo sobre Donetsk y Lugansk, la otra provincia rebelde del este del país.