Los conductores de trenes alemanes han iniciado una huelga histórica, que se prevé que dure seis días. La medida, convocada por el Sindicato de Maquinistas Alemanes (GDL), busca mejoras salariales y condiciones laborales. Esta huelga, la más larga en la historia de los ferrocarriles alemanes, ha causado una paralización del tráfico de mercancías desde el martes y afectará el transporte de pasajeros hasta el próximo lunes.

El conflicto surge de las negociaciones estancadas entre el sindicato y Deutsche Bahn (DB), la principal empresa ferroviaria. El líder del sindicato, Claus Weselsky, ha acusado a la dirección de DB de ser "reacia al diálogo", lo que ha llevado a la decisión de realizar una huelga más prolongada y contundente.

Esta acción prolongada ha sido calificada como "destructiva" para la economía alemana por el ministro de Transporte alemán, Volker Wissing. La empresa ha implementado un esquema de contingencia con un servicio reducido, y ha advertido sobre el impacto en las cadenas de suministro de sectores como el automotriz, químico y siderúrgico.

El sindicato GDL busca aumentos salariales para compensar la inflación y reducir la semana laboral a 35 horas repartidas en cuatro días, en lugar de las 38 horas actuales. Mientras tanto, la última oferta de la empresa propone 37 horas semanales por el mismo salario o un aumento del 2,7% del sueldo para quienes conserven el mismo horario.

Esta huelga prolongada plantea desafíos significativos para la economía alemana, y se superpone con las tensiones en el sector logístico provocadas por los problemas de seguridad en el mar Rojo.