El gobierno de Ucrania que preside Volodymyr Zelenski ordenó un toque de queda de 36 horas en Kiev en el que los civiles no podrán salir a la calle, dado que sus servicios de inteligencia le indican que podría haber una masivo ataque misilístico desde Bielorrusia.

De acuerdo a los datos recolectados en el terreno, Bielorrusia no entrará todavía de lleno en la guerra, pero las armas del ejército de Vladimir Putin, ubicadas estratégicamente en territorio bielorruso, lanzarán un ataque de fuerte desgaste, para derrumbar las defensas y facilitar el ingreso de tropas para la toma de la capital.

Mientras tanto y ante esta coyuntura, sin el apoyo adecuado de Occidente, Zelenski insiste en que es necesaria una reunión con Putin para intentar poner fin a las hostilidades. El presidente ucraniano aceptaría comprometerse a ser un estado neutral.