El domingo, hay elecciones en Grecia, y los dos partidos con más opciones de ganar son el conservador Nueva Democracia y el izquierdista Syriza.

Los conservadores reunirán a sus simpatizantes en la Plaza Sintagma, frente al Parlamento de Atenas, mientras que Syriza ha traslado su acto final a Salónica, la segunda ciudad del país, y donde fue la fuerza más votada en los comicios del pasado 6 de mayo.

Aunque los sondeos dan al partido progresista una ventaja de entre uno y tres puntos, en Syriza reconocieron que la última encuesta recibida por la formación les da un empate técnico en torno al 28-29 por ciento de los votos.

Durante toda la campaña, el riesgo de un “Grexit”, una salida del país de la zona del euro, ha dominado el mensaje de los principales partidos. El líder conservador, Andonis Samarás, ha advertido de que una victoria de Syriza y de su postura de incumplir el acuerdo de austeridad pactado con la UE causará una confrontación que provocará el regreso al dracma. Sin embargo, últimamente ha llegado a reconocer que el ajuste salvaje impuesto por el centro de poder europeo debe ser cambiado por una política que apuesta al crecimiento, antes que a la austeridad.

Por su parte, Alexis Tsipras (Syriza), la joven estrella ascendiente de la política griega, ha acusado a los grandes partidos tradicionales, ND y el socialdemócrata Pasok, de lanzar una campaña para atemorizar al pueblo con la amenaza de la salida del euro.

Además, para conjurar la visión antieuropeísta que de él han vendido sus rivales políticos, el líder de Syriza ha lanzado un claro mensaje a favor de la Unión Europea, pese a defender la suspensión de un pacto que, cree, conducirá al país a la ruina, consignó por continental Álvaro Zamarreño, enviado especial de Prisa Radio a Grecia.