Editorial El País

Cientos de miles de catalanes demostraron ayer que la manifestación del 8 de octubre no fue una respuesta fugaz al independentismo. Desbordando de nuevo las calles de Barcelona, dejaron meridianamente claro lo cómodos que se sienten en el marco constitucional español y, sobre todo, que no están dispuestos a regalarles la hegemonía de la calle a los secesionistas. Sin la estructura, financiación ni los apoyos institucionales de los que ha gozado el procés,Sociedad Civil ha demolido el mito independentista de que el pueblo catalán aspira a la ruptura. Después de ayer, el procés no podrá nunca más usurpar como ha hecho hasta ahora el nombre de Cataluña.