Para el presidente de Ecuador, Rafael Correa, la imputación a la presidenta Cristina Kirchner es "otro capítulo de la restauración conservadora" para desestabilizar al Gobierno argentino. Lo dijo hoy en su informe semanal de labores, realizado en Quito.

"Fuerza, Argentina. El evangelio dice ser frío o ser caliente, lo tibio me repugna; nosotros no andamos con medias tintas. Todo nuestro apoyo, nuestro corazón con Cristina, que enfrenta un nuevo intento de desestabilización", dijo Correa al saludar a turistas argentinos presentes en su enlace.

Según Correa, esa restauración conservadora "ahora utiliza hasta las instancias jurídicas para tratar de desestabilizar a los gobiernos progresistas de nuestra América, como también están tratando de hacer con Dilma (Rousseff, presidenta de Brasil) y el caso Petrobras, pero no pasarán".

Y agregó: "Toda nuestra confianza en Cristina Fernández de Kirchner (...) Todo nuestro apoyo y nuestro corazón con Cristina, que enfrenta un nuevo intento de desestabilización".

De esta manera, Correa pasa a ser el primer líder de la región en opinar sobre la imputación, mientras que otro mandatario aliado de Kirchner, el presidente venezolano Nicolás Maduro, sigue sin pronunciarse.

A la Presidenta se la acusa de encubrir a exfuncionarios iraníes sospechosos de un atentado antisemita en la AMIA , en 1994. La imputación avala la denuncia del fiscal Alberto Nisman , quien apareció muerto el 18 de enero en su departamento en Puerto Madero.

Además de Kirchner, en la causa también quedaron implicados el canciller Héctor Timerman, el diputado Andrés Larroque, el dirigente Luis D'Elía y el líder de Quebracho, Fernando Esteche.

El Gobierno argentino ha manifestado que la denuncia es un intento de "golpismo judicial".