Las fuertes lluvias y derretimiento de los glaciares en las montañas del norte, desde junio, han causado que al menos un tercio del terriorio pakistaní se haya visto afectado por inundaciones. De acuerdo con la Autoridad Nacional de Gestión de Desastres (NDMA), hasta el momento, más de 1208 personas han fallecido, entre ellas 416 niños. Además, la cifra de heridos ya supera los 6000, y se estiman 33 millones de personas damnificadas. 

“El 90% de las personas aún esperan algún tipo de ayuda; la situación es grave, la gente se muere de hambre”, afirmó Faisal Edhi, jefe de la organización benéfica Edhi Foundation. La ONU calcula que 6,4 millones de ciudadanos necesitan ayuda humanitaria de forma urgente. 

Asimismo, UNICEF, a través de su representante en Pakistán, Abdullah Fadil, aseguró este viernes que “ahora existe un alto riesgo de que enfermedades mortales transmitidas por el agua se propaguen rápidamente: diarrea, cólera, dengue, malaria”. Esta situación ya se ha empezado a notar, teniendo hospitales al límite de capacidad no solo por los heridos debido a las inundaciones, sino también los afectados por estas enfermedades.

Además, según datos de las regiones afectadas citados por la OMS, “unos 888 establecimientos de salud han resultado dañados en el país, de los cuales 180 están completamente dañados, dejando a millones de personas sin acceso a atención médica y tratamiento médico”. 

De igual forma, se teme que las inundaciones persistan debido al cambio climático. Los funcionarios meteorológicos predicen más lluvias repentinas en septiembre, y las regiones del sur se preparan para una oleada de agua del río Indo.