A pesar de los numerosos indicios obtenidos por la policía francesa, el hombre que hirió de gravedad anteayer a un joven fotógrafo en la entrada del diario Libération, disparó contra un edificio en el barrio de negocios de La Défense y tomó de rehén a un automovilista seguía anoche en libertad.

Entre esas pistas, la brigada criminal de París, que ha movilizado a más de 100 hombres, publicó ayer una foto donde se ve su cara con nitidez. Los especialistas analizan mientras tanto muestras de su ADN, halladas en el automóvil de su rehén, y centenares de llamadas que se produjeron tras la difusión de las fotos tomadas por varias de las 14.000 cámaras de video instaladas en la capital francesa.

"Hubo casi 1000 llamadas. Entre ellas, poco más de un centenar fueron tomadas en serio ", informó la policía judicial.

La más interesante de esas fotos fue obtenida en el subte parisino el lunes, después del ataque en Libération. El hombre aparece de frente, caminando por un pasillo. Usa anteojos de marco muy fino y parece haberse cambiado de ropa. Lleva una campera roja sobre un pulóver azul y un gorro beige, mientras que durante la agresión fue filmado con una parka caqui y una gorra de caza.

El procurador de París, François Moulin, describió a un hombre de tipo europeo, de unos 35 años, que mide entre 1,75 y 1,80 metros y tiene el cabello canoso. Moulin confirmó asimismo que el mismo individuo fue el autor de una agresión el viernes pasado en los locales de la radio-televisión BFM, en los suburbios de París.

Tras penetrar en la recepción, apuntó su fusil hacia un jefe de redacción y, sin disparar, tiró dos cartuchos al piso. Antes de partir le advirtió: "La próxima vez no te salvarás".

Los investigadores también analizan en detalle las declaraciones del automovilista que fue secuestrado por el fugitivo entre La Défense -donde había disparado contra un inmueble del banco Société Générale sin provocar heridos- y los Campos Elíseos, donde se bajó del vehículo y escapó a pie.

Durante el trayecto, habría narrado que acababa de salir de prisión y llevaba una granada. Una versión que bien podría haber sido inventada para intimidar al automovilista, según los especialistas.

"Si fuera cierto y estuvo en la cárcel, con las fotos y el ADN, su identificación es una cuestión de horas", afirman los expertos policiales.

La versión coincide, no obstante, con las declaraciones de dos jóvenes mujeres que afirmaron reconocer al agresor que muestran las fotos. Una de ellas asegura incluso haber hablado ayer con él, en los pasillos del subte. "Me dijo que llevaba varias granadas encima y que dentro de poco volaría todo", declaró.

Los criminólogos intentan simultáneamente definir un perfil psicológico del tirador.

La mayoría coincide en que su comportamiento es complejo y a veces carece de lógica. Subrayan que parece determinado, sin miedo y claro en sus objetivos.

"Se trata de un tipo de criminal organizado, aunque algo delirante, cercano a lo que llamamos un borderline ", afirma la experta Lygia Négrier-Dormont, formada por el FBI.

Para Négrier-Dormont, el prófugo está animado por un profundo deseo de venganza, una suerte de "cruzada íntima". A través de sus acciones, agrega, parece tratar de responder a una injusticia que estima haber padecido.

"Es un obsesivo que odia a la prensa, tal vez a los bancos, y que intenta impresionar a la gente. Por eso actúa a cara descubierta. Estamos muy lejos de un tirador loco", asegura por su parte otro criminólogo, Jean-Pierre Bouchard.

Négrier-Dormont está convencida: el agresor debe sentir en este momento una profunda frustración, porque está obligado a ocultarse y, sobre todo, porque el joven fotógrafo herido está aún con vida.

"A mi juicio va a recomenzar si la policía no lo detiene antes -concluye-. Siente que tiene una misión que cumplir y hasta que no lo logre no cesará."