"Su corazón se detuvo dos veces y los médicos debieron recurrir a un desfibrilador", señalan las fuentes. Mubarak corre el riesgo de sufrir una embolia debido al deterioro de su salud que lo afecta desde su ingreso prisión.

El estado del ex mandatario, de 84 años, derrocado hace más de un año, empeoró notoriamente desde su traslado a la prisión, mudanza que se produjo tras ser condenado por la muerte de 850 manifestantes durante las revueltas en el marco de la llamada "primavera árabe", que llevaron a su caída en febrero de 2011.

Hasta el momento de su condena, Mubarak había permanecido ingresado en un hospital militar, pero los sectores opositores que derrocaron al ex hombre fuerte egipcio creen que su estado de salud no es tan grave, y que constituye más bien una estrategia para conseguir que vuelva a ser ingresado en un hospital militar.

Mubarak recibió ayer la visita de su mujer Suzanne, sus dos nueras y sus nietos, informaron varios medios locales.